martes, 13 de enero de 2009

¿Qué bicho les picó a los biologistas?

"Las teorías sociobiológicas, mucho más populares en los países angloparlantes que en Francia, parten de la idea de que el sexo es una fuerza antisocial. Los sexos no están hechos para entenderse sino para reproducirse. Y la explicación última de su naturaleza reside en esa estrategia opuesta frente a la reproducción. Del número de ovarios y espermatozoides se extrapolan los caracteres presuntamente innatos de hombres y mujeres. A ellas se las declara "tímidas, difíciles, puntillosas" por naturaleza. Y ellos son "inconstantes, dispuestos a acostarse con cualquiera". Otro postulado que se deduce del número de huevos disponibles en machos y hembras: ¡la competencia inevitable de los machos por la posesión del potencial reproductivo limitado de las hembras! Como es natural, en esa competencia sólo los más fuertes y agresivos logran imponerse. Existe pues una agresividad masculina hereditaria que sirve para sentar las bases biológicas de la dominación de los machos sobre las hembras, de la jerarquía y la competitividad entre los hombres y la guerra. David Barash intentó incluso probar que la violación era un impulso natural en el hombre. Con ejemplos del reino animal (abejas, lombrices, patos...) y vegetal (¡¡¡alude a la violación de las flores hembras por las flores machos!!!), proclama la inocencia del violador, y llega incluso a elogiarlo. Plantea que los violadores no son más que instrumentos de una pulsión genética ciega. La violación es un deseo inconsciente de la reproducción y por lo tanto. Biológicamente hablando, sería a la vez provechosa e inevitable."


Badinter, Elisabeth. "XY, la identidad masculina". Colección Literatura y ensayo. Ed. Norma. Colombia. 1993.

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Lunes por la madrugada...

Yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor...