domingo, 3 de mayo de 2009

Homenaje a Idea Vilariño en La rosa Blindada

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inútil decir más, nombrar alcanza



Yo no sé si el alma tiene alitas y sube al cielo, o cae, fulminada, al infierno.
Me lo decían en la infancia.
Como no me morí, no pude comprobarlo.
En cambio sí sé, me consta, que hay palabras que viajan.
Aunque calle la boca que las nombró, esas palabras vagan por los cuatro rumbos del mundo.
Idea Vilariño fue un arbolito que creció al revés, con las raíces al aire.
El arbolito ya no está, pero de sus raíces se han desprendido palabras de rara hermosura.
Esas palabras, dolidas y dolientes, andan por los caminos del aire.
Van en busca de queridos y querientes.
Eduardo Galeano



Buscamos

cada noche

con esfuerzo
entre tierras pesadas y asfixiantes
ese liviano pájaro de luz

que arde y se nos escapa
en un gemido.

///

Un pájaro me canta

y yo le canto

me gorgojea al oído
y le gorgojeo

me hiere y yo le sangro

me destroza
lo quiebro

me deshace

lo rompo
me ayuda lo

levanto
lleno todo de paz

todo de guerra

todo de odio de amor
y desatado

gime su voz y gimo

ríe y río
y me mira y lo miro

me dice y yo le digo
y me ama y lo amo

-no se trata de amor

damos la vida-
y me pide y le pido

y me vence y lo venzo

y me acaba y lo acabo.


Falleció la poeta uruguaya Idea Vilariño… Se nos fue la que nunca le tuvo miedo a la muerte…La que en los adioses decía: Morirse / no morirse / y estarse triste repartiendo adioses / Moviendo / adiós / apenas / el pobre corazón como un pañuelo”.


Claro que la poeta habla de La muerte, -que en realidad es médula de casi todo ser en poesía, alguien escribió en el periódico Marcha-, no se da en ella como pálida y entristecida presencia; no es la muerte que habita un mundo gris y sin matices, un aire enclaustrado y opaco, una muerte funeral. Es la muerte floreciendo en plena vida, la muerte enlazada al más agudo éxtasis erótico, la muerte encendida y ardiendo en el poderoso instante del deseo consumado. La muerte y el erotismo, para decir verdad son sus constantes, las constantes en la poesía de Idea Vilariño. La plena vida y a la vez, la conciencia de su fugacidad…


Amor

desde la sombra

desde el dolor

amor

te estoy llamando

desde el pozo asfixiante del recuerdo

sin nada que me sirva ni te espere.
Te estoy llamando

amor

como al destino

como al sueño

a la paz

te estoy llamando

con la voz

con el cuerpo

con la vida

con todo lo que tengo

y que no tengo

con desesperación

con sed

con llanto

como si fueras aire

y yo me ahogara

como si fueras luz

y me muriera.

Desde una noche ciega

desde olvido

desde horas cerradas

en lo solo

sin lágrimas ni amor

te estoy llamando

como a la muerte

amor

como a la muerte.


Idea nació en 1920 publicó su primer poemario, “La suplicante”, en 1945, cuando tenía 25 años. Entre sus obras posteriores se destacan “Pobre mundo”, “Nocturnos” y “No”, de éste último libro son los poemas que acabás de leer…. La editorial Cal y Canto editó, no hace mucho, editó “Poesía completa”, un volumen en el que se dieron a conocer nuevos poemas, algunos que habían quedado dispersos en revistas y diarios, otros que la poeta había guardado para sí y que se imprimieron por primera vez en esa edición.


Según cuentan sus biógrafos, Idea Vilariño fue una figura algo misteriosa, pero sus poemas son para los uruguayos y uruguayas una seña de identidad. Y para los y las enamoradas sin correspondencia otro tanto. Sus Poemas de amor, sus Nocturnos, las canciones… han acompañado de una manera a veces secreta, unánime y pública las vidas de varias generaciones de lectores. Los Olimareños popularizaron un poema épico de Idea que se llama “los orientales”, junto a Alfredo Zitarrosa compuso “El poema y la canción” y con Daniel Viglietti “A una paloma” aquella que dice:


Palomita blanca, / vidalitá, / de ojito rosado, / antes te cantaba,
vidalitá, / como enamorado.
Palomita linda, / vidalitá, / palomita triste,
qué poco te queda, / vidalitá, / de lo que antes fuiste.
Palomita flaca, / vidalitá, / de piquito hambriento,
todas las plumitas, / vidalitá, / te las llevó el viento.
Es un viento malo, / vidalitá, / es un viento frío,
te dejó sin plumas, / vidalitá, / y el buche vacío.
Palomita zonza, / vidalitá, / de piquito bobo,
cuidá de tu nido, / vidalitá, / que anda suelto el lobo.
Pobre palomita, / vidalitá, / de vuelo perdido,
si no le hacés frente, / vidalitá, / te deshace el nido.

Palomita linda, / vidalitá, / palomita fea, / aprontá el piquito,
vidalitá, / para la pelea.
Palomita enferma, / vidalitá, / de alita quebrada,
si no sacás fuerzas, / vidalitá, / te quedás sin nada.
Palomita negra, / vidalitá, / de piquito rojo,
crecé, palomita, / vidalitá, / sácale los ojos.
Crecé tus alitas, / vidalitá, / crecé el corazón,
crecé, palomita, / vidalitá, / y volvete halcón.


También dicen sus biógrafos que su vida no exhibe grandes aventuras, alguien capaz de escribir al amor como Idea ha escrito, -pienso-, y con su compromiso en la lucha por cambiar el mundo, ¡grandes aventuras debe haber vivido!, -me digo, contrariando a alguno de sus biógrafos-.

Fue una persona discreta y recogida, dicen, pero la poesía que escribió permite ver la intensidad con que vivió.
Juan Gelman dijo una vez que Idea "es una palabra de hueso a la intemperie,
calcinada por los soles del amor y del dolor".

Y así sonaba-suena-sonará su propia voz.

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Lunes por la madrugada...

Yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor...