lunes, 15 de marzo de 2010

25 preguntas para Maximiliano Tomas

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Maximiliano Tomas


(Tomado de http://sites.google.com/site/25preguntas/

Maximiliano Tomas nació en Buenos Aires en noviembre de 1975. Compiló antologías como La joven guardia. Nueva narrativa argentina (2005) y La Argentina crónica. Historias reales de un país al límite (2007). Dirige el suplemento de Cultura del diario “Perfil”.


¿Cuál fue el último libro que leíste?

Piquito de oro, de Gustavo Ferreyra. Todavía no lo terminé, ni creo que lo haga, pero no por culpa del autor: no estaba en el lugar, ni en el momento, ni en el estado mental adecuado para leer el libro. Ahora ya pasó, pero acabo de recibir la biografía de Johnny Rotten, y con esa tentación delante de mí no creo que sea posible volver atrás.

¿Qué libro te gustaría leer en breve?

Deudas, nuevas y viejas: 2666 de Roberto Bolaño, La novela luminosa de Mario Levrero, Phoenix de Eduardo Muslip, Tuperware de Blanca Lema, Bouvard y Pecuchet de Flaubert, Los cantos de Maldoror de Lautreamont, y un montón de ensayos sobre pornografía que tengo en la mesa de luz.

¿Descargás música digital?

No. A veces la descargan por mí. Igual que las películas y las series. Además tengo cedés, no uso mp3 ni Ipod. Cada tanto, en un acto conscientemente anacrónico, salgo a comprarme discos. Me gusta romper el celofán del envoltorio, leer los libritos con las letras y las fichas técnicas, poner el disco en el reproductor y apretar play. No hay nada que hacer: nací en la década del 70. Además, la crisis de la industria discográfica hizo que se editaran un montón de compilados geniales. Me acabo de comprar uno de Sumo, y de afuera me traje otros de Joy Division, The Pixies, The Ramones.

¿A quién votaste en las últimas elecciones?

No voté. Por suerte estaba viviendo fuera del país. Me hubiera agarrado un ataque de pánico en el cuarto oscuro. Por las dudas, también había perdido el documento.

¿Cuánto tiempo pasás conectado a la web?

¿Por día? Todo el tiempo. Salvo cuando duermo (y no tanto, porque tengo el Blackberry al lado de la cama), estoy comiendo u ocupado con esas otras dos cosas que hacen los seres humanos y no sería delicado detallar.

¿Qué te resulta satisfactorio?

¿El trabajo bien hecho, tal vez?

¿Qué te irrita?

La ignorancia. La publicidad. La envidia. La maledicencia sin talento. La obsesión por el dinero. La obsesión por el éxito. La obsesión por la salud. Los vegetarianos radicales. Todos los radicales. La falta de palabra y de compromiso. La falta de respeto por la experiencia y la sabiduría ajena. Las colas en los bancos, cines, aeropuertos. La falta de sueño. Que me hablen apenas me despierto. Que me toquen las piernas. Hablar por teléfono. Los errores de ortografía. Los libros mal editados. La mala literatura. Los escritores pretenciosos. La vanidad de ciertos escritores y, peor, de ciertos periodistas. El corporativismo. El ruido de Buenos Aires, la suciedad de Buenos Aires, la fealdad de ciertas zonas de Buenos Aires. La música de los demás a un volumen alto. El ruido ambiente en general. Los hombres que no saben jugar al fútbol. El estado lamentable del fútbol argentino. River Plate hoy. Román Riquelme y sus epígonos, lentos e inútiles, siempre. La violencia verbal y física. La gente que no sabe manejar y que, por supuesto, tiene auto y sale a manejar. El transporte público. Que a los músicos talentosos, como mi hermano, les cueste tanto sobrevivir. La avivada criolla. La apelación constante al peronismo, ya sea como solución o como fantasma. Mis genes italianos. Los nacionalismos. Las generalizaciones. Como ven, soy una persona irritable, pero no suelo demostrarlo.

¿Cuál es tu lectura diaria preferida?

Blogs en general y las secciones culturales de los diarios de la Argentina, España y Chile.

¿Qué te gusta cocinar?

Las pocas cosas que puedo hacer bien: milanesas, chop-suey, pastas, ensaladas, carne a la parrilla.

¿Qué te gusta comer?

Ravioles de calabaza o berenjena en Campo Dei Fiori. Ravioles de cordero en Vicente. Milanesa a la napolitana con papas fritas en La Farola de Cabildo. Pizza en Guerrin. Entraña con huevos fritos en casi cualquier lado, pero mejor en La Dorita. Ensaladas en Bardot. Bondiola de cerdo en el Café San Juan. Cordero patagónico en Sucre. Tapas en Le Bar. Lomo de cerdo agridulce en la casa de mi madre. Queso y dulce en el restaurante del edificio de La Prensa. Comida china por delivery. Helados en Via Flaminia. No como nada, pero nada, que salga del agua.

¿Cuál es tu peor defecto?

Todos los que no son mis virtudes. Que son más bien pocas.

¿Qué cosas te obsesionan?

La literatura. El trabajo. Las mujeres. No necesariamente en ese orden.

¿Qué pensás de las redes sociales digitales?

Me tienen sin cuidado. No tengo Facebook, no uso MySpace ni Twitter. En el mejor de los casos, una manera intrascendente de perder el tiempo. En el peor, una red de interespionaje voluntaria y consentida; es decir, una de las peores pesadillas que pueda imaginar.

¿Qué cosas te dan miedo?

Navegar. Los tiburones. Las serpientes. Las cucarachas. Que el mundo sea dominado finalmente por el cinismo y la estupidez. La muerte de mis seres queridos. La discapacidad física o mental propia. La muerte del deseo. La impotencia sexual.

¿Qué cosas te hacen reír?

El humor de mis amigos y conocidos. El teatro de Rafael Spregelburd. Algunas series de televisión y películas. Los caballeros de la mesa cuadrada de los Monty Python, El mundo según Wayne, El gran Lebowski, por poner tres ejemplos. Muchos videos de Youtube. Capusotto y Cha-cha-chá. Unos pocos libros. Los bloopers futbolísticos. Djokovic imitando a sus compañeros de circuito.

¿Qué es lo más difícil de dirigir un suplemento cultural?

Generar sentido, decir cosas nuevas, no repetirse, evitar que se vuelva un medio previsible y un oficio mecánico, eludir la agenda de la industria editorial, lidiar con los egos de los escritores y atender los llamados y mails de los agentes de prensa.

¿Y lo que más satisfacciones te da?

Haber creado un espacio de enunciación y visibilidad nuevo, no sé si mejor o peor, pero sin dudas distinto. Haber conocido personalmente y trabajar junto a muchos de los escritores y críticos que más quiero y admiro: Guillermo Piro, Daniel Guebel, Damián Tabarovsky, Quintín, Beatriz Sarlo, Fogwill, Ignacio Echevarría, Constantino Bértolo, Luis Chitarroni, Elvio Gandolfo, Matías Serra Bradford, Juan Terranova, Hernán Arias, Mercedes Urquiza, Diego Grillo Trubba, Rafael Spregelburd, Pedro Mairal, Daniel Link, Fabián Casas y tantos otros. Hacer, con menos recursos y menos gente, un suplemento tan interesante como los de la competencia.

Si un librero te pide que le recomiendes tres discos, ¿cuáles elegís?

The Wall, de Pink Floyd. Rocket to Russia, The Ramones. Roseland NYC Live, Portishead.

¿Y si un melómano te pide que le recomiendes tres libros?

Esta es muy difícil. Vamos sólo con la primera mitad del siglo XX dentro de la narrativa breve en lengua inglesa, para acotar la elección y suponiendo que nuestro melómano sea anglófilo: Relatos, de John Cheever. Nueve cuentos, de J.D. Salinger. Una salita cerca de la calle Edgware, de Graham Greene. Uno podría, haciendo un gran esfuerzo, elegir tan sólo diez discos y diez películas del siglo XX y escucharlos y verlas durante toda su vida. Con la literatura no existe esa posibilidad. Hay tanto y tan bueno.

¿Por qué hay tanta paranoia en el campo cultural argentino?

La paranoia, la desconfianza, la suspicacia, la maledicencia, el parricidio y la envidia son los motores a combustión del campo cultural o literario argentino: no podría ser de otra manera. Al mismo tiempo hay tan poco dinero y tan poco prestigio en juego que muchas veces las peleas y rencillas mueven a la risa, si no al espanto. Habrá que aprender a convivir con eso (Buenos Aires como la capital internacional de la mala leche) o dedicarse a otra cosa.

¿A qué tres conciertos del siglo XX te hubiera gustado ir?

Hay sólo seis bandas que me hubiera gustado ver en vivo: The Doors, The Ramones, Sex Pistols, Portishead, Sumo, los Redonditos de Ricota. Vi a cuatro. Me doy por satisfecho.

¿Sobre qué tema es imposible escribir una buena crónica?

Calculo que sobre uno mismo.

¿Qué le sobra y qué le falta al periodismo argentino?

A los periodistas argentinos les sobra autoconfianza, vanidad, corporativismo y vagancia. Refiriéndome sólo a los periodistas de prensa, creo que a muchos les falta preparación intelectual, reflexión, compromiso con su trabajo, honestidad, algo de ética y buena prosa. Es lo que trato de enseñarles a mis alumnos, no sé si lo logro. Y a todos, al mismo tiempo, nos faltan lectores. Y a las empresas, anunciantes. La contraprestación evidente sería que las empresas periodísticas se decidieran de una buena vez a pagar salarios dignos, lo que está lejos de convertirse en una realidad.

¿Cuál sería la mejor forma de festejar el Bicentenario de la Revolución de Mayo?

Aboliendo los nacionalismos, las fronteras, los partidos políticos, desterrando el concepto de patria y estableciendo de una vez por todas la anarquía. Suena utópico, ¿no?

¿Qué te hace feliz?

Estar enamorado. El sexo. El cariño de mis amigos y de mi familia. El respeto de los demás. La belleza femenina. Jugar al fútbol. Jugar al tenis. Jugar al golf. Andar en skate. Los libros nuevos. El olor de los libros viejos. La inteligencia. Aprender. Salir de viaje. Perderme en ciudades desconocidas. Escuchar historias bien contadas. Ir a comer con amigos. Hacer sentir bien a alguien. Aguantar la respiración abajo del agua, acostado en el fondo de la pileta. La buena literatura. Las buenas crónicas. El buen cine. Las buenas series de televisión. Ciertos aromas y recuerdos de la infancia y la adolescencia. Los árboles de la calle Melián. Dormir doce horas seguidas. El café con leche y las medialunas y el diario por las mañanas. La ropa recién lavada y planchada. Mi casa cuando está limpia. Generar proyectos. El chocolate. Los hisopos. To procrastinate. Poner un punto final. Comer. Las galletitas de limón de Havanna. Comprar remeras y zapatillas. No atender el teléfono. Mirar un compilado de goles en televisión. La heladera cuando está llena. Las montañas rusas. Manejar en la ruta. El Pineral con agua tónica y limón. El Escorihuela Gascón Malbec. El gintonic con Bombay Saphire. El olor a tabaco de pipa. La música punk. Las canciones de los Doors y de los Redonditos de Ricota. Ciertas calles y barrios y olores de Buenos Aires. Barcelona.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Escrito de La Nacion de lunes.
Definición de peronismo para Tomás:
sistema facho-marxista para el babaismo.
Empezó facho, siguió marxista y hoy lo ultimo en cantidades imaginables ( todo sacado de los fondos públicos) Pero los ayudantes hoy son más de 40

Lunes por la madrugada...

Yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor...