domingo, 31 de octubre de 2010

Entrerrianos: Pág. 68-69

"La parte de la herencia que nos correspondió a papá y a mí: un par de anteojos recetados y la radio carina. Año 86, dije, yo tenía 16, y hacía nueve que había muerto mamá. Pero eso te lo voy a contar más adelante. Ahora tengo que hablar de por qué te estoy contando esta historia, ahora tengo que averiguarlo. Hablar, averiguar, saber. Conversar, conservar. Me duelen los pulmones, mucho; tengo que parar con el cigarro. Anoche, cuando salí del laburo, fui para lo de Daniel y estuvimos hablando del encantamiento. Del placer de encantar y ser encantado. De los buenos poetas, Saer, Juanele, que a veces logran marearte, quiero decir que el lector no tiene conciencia plena de dónde está ni para dónde lo llevan, pero se deja llevar y eso es virtud de un tono que lo gra el que escribe, narra o sabe, sobre la lengua. Además, de dónde salió que tener conciencia plena es mejor que estar encantado. Narra el que sabe y se escribe para saber. Eso. Que uno narre y el otro atienda indica que hay un encantamiento pero, ¿quièn es el encantado? De chico me decían que yo sabía escuchar, creo que tenían razón y ahora me gustaría que de mí dijesen que además sé mirar. Daniel dice que sentir demasiado acota la capacidad de percepción, pero anoche aceptó que tal vez pasado un punto en el sentir, un punto de inflexión, tal vez la percepción vuelve potenciada. El problema es llegar sano a ese punto. Y ahora que lo pienso, creo que no es que la percepción vuelva sino que el potenciado es uno y a partir de ahí uno es capaz de percibir cualquier cosa. Sólo así se empieza a escribir, para mí: lo demás es un tanteo."


Damián Ríos. Entrerrianos. 2010. Mansalva. Bs As.

Romper las reglas del juego tiene consecuencias irreparables

Nunca le hagas ver a quien construye delante de los demás un personaje falso que vos conocés qué hay detrás del maquillaje. Te dejará de lado aunque le jures que te gusta igual, que contigo no necesita fingir.

Estética

¿No justificar el texto a derecha define una estética?

Mansalva: una cagada

Qué pena. Creo que ayer, en Bulnes al 300, me quedaron cosas sin entender. ¿Qué fue eso? ¿La presentación de tres novelas por la que viajé dos horas? ¿Se odian entre ellos? ¿Por qué presentan los tres libros juntos si no es eso lo que quieren? ¿Las cuatro personas que estaban en primera mesa y se levantaron ruidosamente al final de las palabras de Damián Ríos protestaban militantemente contra algo? ¿El borracho que yo tenía adelante mío, amigo de uno de los autores, se consideraba con derecho a insultar a viva voz a Inés Acevedo? ¿Alejandro Rubio acepta sin pudor que se lo llame "el mejor prosista vivo de la Argentina" (¿O era del mundo entero?)? ¿Nadie vio el desequilibrio entre dos autores presentándose entre sí y otro que se trae presentadora? ¿Ríos no tenía ganas de hablar de su novela y sólo podía decir de la de Acevedo que no es autobiográfica sino una novela "con tratamiento autobiográfico? ¿Inés estaba muy nerviosa o es parte de su personaje ese temblor, esas repeticiones, ese explicarnos qué es una zanja y que se escribe con z y que en el título de Entrerrianos hay dos anagramas: Tierra y entierranos(????)? ¿Para qué buscar en la novela de Ríos el uso del pretèrito perfecto (con auxiliar haber) que Acevedo dice conocer porque es profesora de español? ¿Los amigos que aplaudían cualquier cosa pertenecen a algún club que da sentido a lo que yo no llegaba a comprender? ¿El lugar era feo y chico para que no entre nadie? ¿El presentor necesitaba empinar la petaca agachado en el suelo contra la pared mientras sus autores hablaban? ¿No era pertinente la comunicación con el público, las preguntas a los autores o alguna otra cosa "amigable" respecto de los asistentes?
Menos mal que me traje a casa los tres libros y, ansiosa por borrar mi confusión interna, leí las primeras páginas de los tres anoche. Y me dieron muchas ganas de seguir leyendo.

Gente que no

Qué pena me da la gente que cumple 30, 40, 50 años y aún no ha podido dejar de adolescer.
Qué pena envejecer mal cuando aún no se ha crecido bien.

Rebeldía y revolución

Ser rebelde es estar atado a. Pendiente de algo contra lo cual ir, contra lo cual rebelarse. Ser dependiente de.
La revolución es otra cosa. Subvertir alguna mínima parte de lo existente requiere de mucha mayor energía, coraje y madurez de la que tiene los rebeldes asustaviejas.

viernes, 29 de octubre de 2010

Entrerrianos: Damián Ríos

:: Recomendaciones ::
Las mil y una noches de Damián Ríos
26-10-2010 | Damián Ríos, Fernanda Nicolini


Tomado de http://blog.eternacadencia.com.ar/?p=10270#more-10270








La poeta y narradora Fernanda Nicolini -coautora de Te pido un taxi- deja la “recomendación de amiga” de esta semana: Enterrianos de Damián Ríos.

Por Fernanda Nicolini.


Una vez quise robarle una historia a Damián Ríos. Él probablemente me corregiría el verbo robar. Pero lo cierto es que mi intención era plagiarle, más que una historia, parte de su biografía. Al poco tiempo de llegar de Entre Ríos, Ríos se enamoró de una chica, Cecilia. Tanto se enamoró, tan loco estaba, que durante el día escribía y a la noche le pasaba por debajo de la puerta lo que había escrito, como capítulos de una novela. Perfecto. Un stalker. Amour fou. Eso le escuché contar y eso anoté en mi libretita. Ni siquiera tenía intenciones de cambiarles los nombres, para qué. Cecilia y Damián. Perfecto.

Pero nada de esto va a suceder porque Francisco Garamona, el editor que nunca para, el poeta que lo lee todo, hizo lo que había que hacer y ahora, en este momento, tengo en mis manos un libro con el título Entrerrianos y con una foto del padre de Damián Ríos tomando mate en la tapa. Adentro: capítulos que empezaron como una obsesión, después circularon como novela desgajada, por partes, en ediciones Del Diego y Eloísa Cartonera, y que ahora Mansalva compila, edita y reordena para darle forma definitiva a una historia de amor que no habla de amor sino de un enamorado que sabe que para seducir necesita narrar. Con personajes que aparecen y desaparecen cada noche. La realidad hackeada por la literatura. Su padre, sus amigos, el agua quieta del litoral, las pensiones de Buenos Aires, las coordenadas de una novela dentro de una novela. No querría adelantar el final pero el mismo prólogo lo hace: esta es una historia que termina bien. Eso, más la fina prosa, dulce, cómica, trágica, luminosa de Ríos -que en el último tiempo se hace rogar y se esconde detrás de su oficio de editor- son razones suficientes para recomendar este libro (y, en mi caso, estar atenta a nuevas posibilidades de robo).

jueves, 28 de octubre de 2010

"Todo es flujo y reflujo, y nada es vano"

Doña Camila de los gatos


César Mermet


I

La dama de los cabellos de azafrán estridente
destiñéndose en ausencia, con sigilo y decoro.
El viento la llamó por tres días,
y tres días la lluvia
hizo adioses al viento con sus llorosos velos.


Fabulosa señora tornasol,
ama de amor, aya de gatos,
con pulcritud de soledad salió, se fue
de paseo a la muerte, sin guantes ni cartera.
Con suavidad al sesgo omitió seguir siendo,
hizo silencio andante,
discreta, fina, con felinas felpas,
y sin dejar tarjeta.



Grave buche de sombra ronroneando
hizo gárgara en su garganta
hasta inventar el apodo de “gata de la muerte”.
Rezagada gentil tres de la luna llena,

–Después de usted, alta vecina blanca,
insomne espejo de los maullidos…

se fue, salió a su ausencia
la digna tía de los hambrientos huérfanos.
A la hora dilatada en verde fijo y rojo
de subterráneos ojos,
por la mirada horaria
de sus mendigos ávidos, alumbrada,
se fue como relámpago de laucha,
mínima, cauta, rauda.



No está por todos lados, llena
los hondos patios y los viejos tejados
que el cielo agrieta y gasta
echándose en esfinge derramada.
Faltante cunde y su callar
en el maullar se esconde
sobre sus grandes y estrellados arcos.
Salió, se va
por populares fondos de la lluvia;
yéndose extiende
su pasado a suburbios venideros,
la primavera, a afueras otoñales.
En este octubre y en salvaje olvido
sobre la liviandad translúcida de su falta,
dolientemente se amarán sus gatos.
En agrio hedor y en la catinga urgente,
desnudos de la seda de los moños,
ácidamente orinan la bondad vencida,
ya no apagados por tutora leche.


Ágiles, licenciados de amarillas manos
saltan traidores a la abierta furia;
fuera del rito de dejar amarse
vencen el rogatorio círculo de los dones;
erizados y eléctricos arañan, rasgan
cojín, puntillas y cortinas tenues;
contra remediadora sombra,
contra munificencia vieja de pobreza, vueltos,
contra soborno tibio y espejos mitigados,
insultan gruñidores con cola enarbolada
la transparente imagen de la gobernanta, su olor y sus estelas.
Con maligna lujuria se frotan sobadores
los flancos enroscados
en vacíos vestidos caídos de la vida;
en el mosaico arrastran su solitaria cópula
sobre papel fragante
de algún faltante jabón de alma florida;
y se afilan las uñas
contra un sillón que oscila
entre ausencias y vísperas,
y pasado, y ya nunca.


Vuelvan los gatos a la entusiasta noche.
Salvos, libres y fuertes de ingratitud
consuman, encabalgados y fosforescentes,
feroces nupcias sobre sus exequias,
celebratoria y gemidora fiesta
en su memoria y a su nombre.





II


Doña Camila, señora la abadesa hospitalaria,
ceñuda la bondad y laboriosa,
prolija la paciencia, veladora obcecada,
camarlenga en el alba, preceptora de zarpas
en misión por las plazas y azoteas:
descansa en paz y olvido,
que tus pupilos vivan contra tu muerte.


Todo al principio vuelve, nos olvida y prolonga.
Todo cae a su índole, a su nivel las aguas,
a lo alto tus gatos
y a tus gatos la luna en loco celo.
En retiro apacible, todos te fueron blancos.
Pero todos son pardos y enormes, bajo la tierra.


Cayó tu muerte justo en luna llena,
la primavera ocupa totalmente tu falta,
casi mueres a bodas, con los naranjos florecidos;
con tu ausencia confundes y enardeces
las bestias renacidas.


Prueba a maullar abajo, recomienza y vuelve,
viuda de ti,
brava gata azafrán de medianoche.
Y en la liturgia de los techos,
acaudilla los culminantes juegos,
los discordantes coros.
Doña Camila, duerme.
Velan por ti los gatos.
Vuelvan ellos a siempre y tú al comienzo.
Todo es flujo y reflujo, y nada es vano.


1970


En César Mermet. Antología. Ciudad de Lectores. Poesía

Elegía: "La primavera ocupa totalmente tu falta"

Todo al principio vuelve, nos olvida y prolonga.
Todo cae a su índole, a su nivel las aguas,
a lo alto tus gatos
y a tus gatos la luna en loco celo.
En retiro apacible, todos te fueron blancos.
Pero todos son pardos y enormes, bajo la tierra.


Cayó tu muerte justo en luna llena,
la primavera ocupa totalmente tu falta,
casi mueres a bodas, con los naranjos florecidos;
con tu ausencia confundes y enardeces
las bestias renacidas.



César Mermet, "Doña Camila de los gatos"

"Dolientemente se amarán sus gatos"

En este octubre y en salvaje olvido
sobre la liviandad translúcida de su falta,
dolientemente se amarán sus gatos.


César Mermet, "Doña Camila de los gatos"

"Omitió seguir siendo"

Doña Camila de los gatos (frag)


César Mermet



La dama de los cabellos de azafrán estridente
destiñéndose en ausencia, con sigilo y decoro.
El viento la llamó por tres días,
y tres días la lluvia
hizo adioses al viento con sus llorosos velos.


Fabulosa señora tornasol,
ama de amor, aya de gatos,
con pulcritud de soledad salió, se fue
de paseo a la muerte, sin guantes ni cartera.
Con suavidad al sesgo omitió seguir siendo,
hizo silencio andante,
discreta, fina, con felinas felpas,
y sin dejar tarjeta.

Copiar

Copiar poemas de otros es extraño. Es como leerles cada letra, cada diptongo, cada tilde, cada ir abajo, cada corte indeciso o perfecto. Es como dejar que pasen todas las palabras por tus manos, como dejar que el fantasma de quien las acomodó por primera vez de ese modo te viva un rato, te ande por el cuerpo desplazando todo lo que había en dicho cuerpo antes de que èl tomara posesión.

Ascensión

Lavando sábanas y comiendo nísperos en el fondo de mi casa, no sé si subir al cielo como Remedios la Bella o por las ramas del árbol.

lunes, 25 de octubre de 2010

Qué temprano se ha hecho de pronto

Muchacha en el primer ómnibus


Pálida como la temprana responsabilidad del aire,
de intemperie y destino modelas tu primera cara
tan pequeña aún para tus ojos,
demasiado frágil para soportar un nombre,
previa, frutal, creciente,
creciente fruto previo comenzando por dentro
como los blancos pormenores del naranjo.
Flor transitoria nacida momentánea
para invocar, pasando, la lentitud cabal
de un apogeo breve.

Serás. No eres. Apenas si sucedes.
Crisálida de tiempo tenue,
la voluntad te sueña como un absorto velo,
una altura te cae desde los hombros
y te silencia.
Más allá de tus manos
que suspenden y cierran el instante
en vibrante circuito y duradera calma
sobre la falda,
sigue un bajo desorden
que sólo tu belleza interrumpe,
excepción peregrina.

-Porque es difícil un goce sin imperio
las palabras te buscan en minucioso enjambre-.

Qué exactitud casual, qué comedido azar
contemplarte en tu víspera preciosa.
Cómo es puntual tu forma
y qué justa tu vida por ahora.
Sin embargo lo efímero se posa largo tiempo
en el punto de asombro de tu mirada con el mundo
y en el frío sobre tus labios.

Como la vida consumada es peso y colma
la piedra coronada ilustre y ciega,
los cónsules tallados en olvido,
como al olvido memorable, te pulimenta el frío,
en qué diverso mármol, que transcurre y florece,
en tu modo delgado lo veloz es visible.

Qué temprano se ha hecho de pronto.
Los pasajeros ya nunca llegaremos a tiempo.
Eres la única que tiene la edad del alba.
Avanzar a esta hora, da regreso.
Tú solamente viajas a favor del viaje.

Demasiado temprano para todos
-pesados y pretéritos
en la rama delgada de la hora-
salvo para quien como tú
germina rumbo inmóvil a un venidero mediodía
cuyo ardor ignora iluminadamente
con el sol a la espalda.

-Alta contra la ráfaga de las visiones
reverbera sucesión y tránsito.
Lleva sobre la frente un tiempo intacto,
un álgebra de propósitos le encrespa el pelo claro
y es su corona el tránsito-.

Tu corona es el tránsito.


César Mermet
1957

Pedro me prestó la antología de Mermet

Mermet, un poeta inédito rescatado por jóvenes pares

No quiso editar, pero hoy tiene su libro

Miércoles 10 de enero de 2007 | Publicado en edición impresa









De Soldati, Pablo Mermet, Mairal, Racedo y Crotto, ahora editores. Foto Ricardo Pristupluk

No existen muchos casos como el suyo. Ausente por elección de la escena editorial, inspirado y prolífico a la hora de escribir, César Mermet murió en 1978 sin haber publicado ninguna de las más de mil páginas que componen su corpus poético.

Ahora, 28 años después, la obra de este escritor oculto a quien Borges reconoció como poeta resucita gracias al trabajo de un grupo de jóvenes escritores dirigidos por Félix della Paolera, conocido hombre de letras, amigo de Mermet y uno de sus escasos lectores.

La historia de esta suerte de rescate empezó en 2001, cuando Della Paolera les mostró algunos versos a los alumnos de su taller literario. "Antes de morir -contó Della Paolera a LA NACION-, Mermet le pidió a Blanca, su mujer, que me entregara todos sus manuscritos."

La obra comprendía unas cuatro mil carillas entre poesía, prosa y cartas. Algunos de los poemas contaban con más de diez versiones, la mayoría de ellas atiborradas de tachaduras y correcciones en lapicera.

"Era un magma de textos -contó el escritor Pedro Mairal, quien junto con Della Paolera, Alejandro Crotto, Enriqueta Racedo y Marcos de Soldati acometió la tarea de hacer orden del caos-. Pasamos en limpio unos 350 manuscritos. Respetamos siempre la última versión que Mermet había fechado", agregó el autor de Una noche con Sabrina Love .

El resultado de ese esfuerzo es una antología de 27 poemas escritos entre 1957 y 1976, editada a fines del año pasado; primer libro de una serie que el grupo planea editar de aquí en más.
Un poeta invisible

Mermet nació en 1923 en Malabrigo, un pueblo al norte de la provincia de Santa Fe. La profesión de su padre, ingeniero ferroviario, lo obligó a pasar su niñez en distintos puntos del Litoral.

De adulto, vivió 17 años en Mendoza y después se radicó en Buenos Aires, donde se casó y tuvo dos hijos. Fue locutor en radio y en el antiguo Canal 7, entre otros trabajos. Uno de sus hijos, Pablo Mermet, lo recuerda "grandote, gritón, sumamente generoso y algo inmaduro como padre".

Mermet escribía todos los días, robándoles tiempo a su familia y a su trabajo. "Era insomne -contó su hijo-. Escribía durante toda la noche, en una Lettera 22 o a mano, hasta la madrugada."

Para Della Paolera, la principal característica de su poesía es la desmesura. "Era más excesivo que disciplinado -señaló-. Escribía tanto que cualquier disciplina quedaba desbordada."

Mermet siempre se negó a publicar. Della Paolera trató de convencerlo en dos oportunidades, pero Mermet insistía en corregir y modificar sus poemas hasta la obsesión. A la larga, como no lograba dar con un texto último, decidió escribir al margen del circuito literario y de la edición, protegido por el anonimato. "El suyo es un caso rarísimo -explicó Della Paolera-. Era un amante de la perfección y al mismo tiempo no paraba de escribir."

Mairal defiende una teoría parecida: "Sus poemas tenían un crecimiento botánico. De un mismo poema nacían otros dos. Quizá pensaba que al publicar mataba eso que seguía creciendo".

"La de Mermet es una poesía que no se parece a nada de lo que se escribió en su época", afirmó Daniel Freidemberg, poeta y crítico. Una de las principales diferencias reside, para Freidemberg, en el modo en que Mermet operaba sobre el lenguaje.

"Su estilo es anacrónico, deliberadamente poético -apuntó-. Los escritores de su tiempo preferían un registro más directo, apegado a las formas de la conversación. El evitó todo eso. En ese sentido, fue muy vanguardista."

Entre sus poetas preferidos, Mermet contaba a Góngora, Dylan Thomas y Rilke. También, según Della Paolera, recibía influencias del objetivismo de Francis Ponge.

Aunque optó por no publicar, sí tuvo relación con el mundillo literario. Conoció a Jorge Luis Borges y mantuvo varias conversaciones con él, aunque nunca le dijo que era poeta. Dos años después de la muerte de Mermet, ocurrida a causa de una pancreatitis, Della Paolera le pidió a Borges que escribiera la contraportada de La lluvia , un largo poema que Mermet había corregido incansablemente y que había resultado premiado.

"Quizá pensara que publicar es resignarse a un texto definitivo -escribió Borges en esa ocasión-. No diré que fue un gran poeta porque, en este caso, el epíteto disminuye al sustantivo. Diré algo más; diré que fue plenamente un poeta."

Manuel Crespo

Botellas

Mis post tienen toda la esperanza y la desesperación de una botella tirada al mar.
Avisame cuando encuentres alguno.

domingo, 24 de octubre de 2010

Descubriendo a Salinger

Sé que debería haberlo hecho antes, pero tuve una adolescencia complicada y siempre consumí argentina y latinoamericana.
El año pasado compré El guardián en el centeno para incluirlo en uno de mis cursos pero al final no entró y ahí está sin leer.
Hace como un mes Pedro nombró un cuento de Nueve cuentos como ejemplo del modo en el que ir introduciendo la información sobre los personajes sin pegarle en la cabeza al lector con toda una parrafada expositivo-explicativa. María Esther mandó "El tío Wiqqily en Connecticut" en adjunto por mail pero en inglés (yo espico poco inglish). El lunes pasado Vero me trajo un ejemplar en castellano prestado de la bilblioteca del diario donde trabaja.
Y este domingo me puse a leer "El tío Wiqqily en Connecticut" y "un día perfecto para el pez banana". Todo es ahora un poco diferente a lo que era a las nueve de la mañana.

viernes, 22 de octubre de 2010

Alto chamuyo

Me revientan los tipos que te chamuyan en filosófico y elevado. Que se creen que porque una escribió dos o tres versitos necesita ser llenada de metáforas pedorras. ¡Hacete de abajo hermano!

Quiero ir


PRESENTACIÒN DE MANSALVA



Sábado, 30 de octubre · 19:00 - 20:00

Lugar Bar El Cisne, Bulnes 300

Se presentan los libros

"Una idea genial", de Inés Acevedo
"La garchofa esmeralda", de Alejandro Rubio
"Entrerrianos", de Damián Ríos

La loca y yo

LA LOCA DE LOS GATOS


Paula Irupé Salmoiraghi




Hay una vieja en mi barrio que le dicen la loca de los gatos. ¿O es a mí que me dicen la loca y a ella, la vieja? No importa, la cosa es que las dos amamos los gatos. Mis hijos cuando están malos me dicen que ella es mi mamá y yo les digo que no se burlen de mí y de mi mamá, la verdadera, que era vieja y loca pero se murió hace rato sin haber amado nunca a un gato. Que tampoco se burlen de Esmeralda les digo, que la dejen pasar cuando quiera, que no hace nada, que le den la leche con neskui como toman ellos y no le pongan bichos en la taza. Pero los gurises se ríen, me dicen ahí vino tu vieja y sólo le abren cuando estoy yo, porque cuando yo no estoy Esme se les sienta en el sillón y dicen que después no pueden sacar el olor a meo con nada, que prefieren el meo de gato que el meo de Esmeralda. Malos, muy malos son muy hijos con la vieja (con ella, no conmigo.)
Cuando yo estoy en casa y viene Esme, nos preparamos la pava y el mate y nos subimos al techo. Vamos a la terraza Paulita, me dice ella y yo le digo Ya voy Esme y subimos por la escalera de metal que está en el fondo de mi casa y no nos sentamos en la reposera ni en los silloncitos que tengo allá arriba sino que nos trepamos al techo, las dos, con los gatos, los míos y alguno de ella que la ha seguido o que se viene de techo en techo al rato. Si es de día cerramos los ojos y nos quedamos quietas hasta que el sol nos entibia o el vientito celeste nos refresca, que según la estación del año mi techo es una cosa plana donde estirar todas las vértebras de la espalda bajo el sol rajante o a la sombra del jacarandá de la vereda. Si es de noche miramos la luna y nos contamos versiones verdaderas o inventadas del lobisón o del hombre lobo con más o menos cantidad de cosas cochinas según el humor que estemos. O contamos las estrellas y seguro hablamos de misterios, de mitología, de formas de animales, de la muerte.
La primera vez que le dije a Esme que estar con ella y los gatos en el techo me daba muchas ganas de llorar, no se asustó para nada. Me abrazó y, aunque sentí ese olor suyo tan desagradable, también sentí que su cuerpo era tibio y protector y que no debía ser tan vieja como parecía porque tenía las tetas firmes y los brazos fuertes y debajo del pelo parecía quedar escondido algún resto de perfume o de crema como de vainilla. Después del abrazo me dijo si quería explicarle por qué lloraba y yo le dije que no, que otro día. Y lloré un rato largo en silencio mientras ella le hablaba a mis gatos y me decía que allí arriba todo era más fácil, todo: ver el barrio, entender las cosas, suicidarse.
La segunda vez que le dije a Esme que me perdonara, que no sabía por qué otra vez tenía tantas ganas de llorar, ella me dijo que me dejara de joder y de pedir perdón que para qué me creía que subíamos al techo si no era para hacer, como los gatos, lo que se nos cantara cuando se nos cantara. Me dije que Esme tenía mucha razón pero qué difícil era barcarse eso cuando una es una boluda que se avergüenza de llorar. Esme no me dio pelota, ella nunca hablaba de lo que había que hablar en el momento en que había que hacerlo. Se quedaba callada mucho rato o contaba cosas que no tenían nada que ver en el momento menos oportuno. Por ejemplo: cuando le dije que yo extrañaba mucho a mí mamá, me contó que ella no se llamaba Esmeralda en realidad, que nunca en la vida me iba a decir el nombre de mierda que decía en su documento y que no se lo preguntara y que ella se había puesto Esmeralda por la gitana de El jorobado de Notre Dame. ¿Leíste a Víctor Hugo?, le pregunté. ¿Victor Hugo escribe?, me preguntó y que no, que había visto la peli de Disney y le había gustado tanto como era la chica, la gitana, la Esmeralda, como el pobre jorobado la quería, cómo se escondían juntos en el campanario de la iglesia y desde allí cantaban y bailaban sobre la ciudad y que si fuera por ella mejor no se hubieran bajado nunca. Y que por eso se puso Esmeralda.
Otro día, cuando le dije que había estado todo el día haciendo pucheros porque mi papá estaba muy viejito y se olvidaba y se confundía con todas las cosas y que me daba mucha pena porque ya nunca más me iba a cantar La pulpera de Santa Lucía como me cantaba cuando yo era chiquita y no se sabía la parte en que la pulpera se muere o se la salteaba porque no era cosa de cantarle a una nena chiquita, y ahí, justo ahí ella se puso a hablar del jacarandá. Que era su árbol preferido, que siempre le había llamado la atención mi casa, antes de conocerme, antes de que yo la invitara a pasar al techo, porque tenía ese jacarandá hermoso en la vereda y los seis gatos atorrantes siempre subiendo y bajando entre el árbol, la reja y el tapial. Que jacarandá era su palabra preferida, porque le gustaban mucho las palabras esdrújulas pero también las palabras agudas largas y jacarandá sonaba de la puta madre, así dijo y yo me moría de la emoción.
Me acuerdo que fue esa vez cuando le dije Basta Esme me voy a abajo y salí corriendo pero cuando llegué a la cocina mis hijos me dijeron Por qué llorás así mami y ellos sí que se asustan cuando me ven llorar y andá a explicarles lo del jacarandá y la pulpera y pobres críos quién les manda tenerme como madre. Así que me volví al techo con Esme y ella me sonrió y se desperezó como hacen los gatos, los míos y los de ella, y como yo no voy a aprender a desperezarme nunca.

Ficcionalización lacrimógena

Acá estoy: en pleno proceso de llorar y escribir, escribir y llorar. De repente, en medio del estudio del Quijote y del escaparme a esta PC de mi hijo que tiene Interné, me vino el ataque y me prendí la mía que uso para los cuentos y para imprimir y sólo tiene conexión telefónica y puedo mandar los textos sólo con outlook.
Ya escribí mi ejercicio para el encuentro del taller del lunes que viene. Y eso que andaba que no se me ocurría nada, que Mairal habìa repetido una consigna y la otra no me sonaba a nada (aunque sí me sonaba a algo pero sobre eso no quería escribir).
Pensé en enviar mi cuento ya listo "La voladora" porque la frase sobre la que escribir era "Arriba es más fàcil" y la voladora anda por ahì arriba aunque no sea fàcil. Pero despuès pensè que ya me parecen de otra esos cuentos, como medio infantiles, como que nada que ver con este taller. Y mejor aprovechar para producir algo nuevo.
Me venían a la cabeza varias cosas y las descartaba. Finalmente, pensando en lo bueno de tener permiso (Gracias Pedro) para ser autobiográfica, para mezclar, para decir pedorradas, para buscar frases sonoras, de nuestro hablar vivo y caliente y no perfectas y "neutras", para armar el ritmo de las palabras y las imágenes desde todos los sentidos; pensando en el momento de lectura que tanto me gusta aunque (o quizàs por eso) me produzca tanto temblor, tomè los siguientes ingredientes (que anoto porque ni yo lo puedo creer) y salió lo que pegaré en la próxima entrada:
-El subirnos al techo de la casa de mis viejos con mi novio, el que ahora es mi ex, a delirar (o quizàs lo hicimos una sola vez y yo lo repito como para tener algún buen recuerdo)
-Mi mamà que me falta
-Un video que vi ayer de La pulpera de Santa Lucía que me cantaba mi viejo
-Mis gatos que mean y cagan por todos lados y que envidio tanto en la paz corporar que tienen
-Mis hijos que me dicen la loca o la vieja de los gatos.

(Durante la escritura salieron algunas cosas que no sé dónde estaban, ni sé si están realmente en el cuento y que no voy a hacer manifiestas hasta que algún lector (u oidor) realmente me diga que allí están y no alucino).

Jugando al Scrabble

Jugando al Scrabble
Olga creyó que cerro iba con S.
Se empecinó.
Al final apostamos y le gané
la cola.
Después no la quiso poner
porque “eso se hace con amor,
y vos no me amás”.
Pero esta es casa de jugadores
acá las deudas se pagan.
Sabiéndolo, me ofreció otra mujer,
y la procura.
Se mete en todos lados y gestiona,
habla por teléfono, etc.
Mucho movimiento, pero
¡ya pasaron 2 semanas!
Hoy va a un curso de cosmetología.
Yo, mientras, a jugar al tenis.
“Por si no venís sola
te espero bañado”, le digo.
Sonríe, no se arredra.
Conociéndose, conseguirá
una cara bonita
que es lo único que exijo.
Ya la llamo “mi novia” .




Vicente Luy, en Poesía popular argentina, ED CILC

Si querés que te coja

Lo reconozco: a veces juego con la gente: No lo había
hecho antes. Empecé y me gustó; probé variantes. Hay
algunas super dignas de ser experimentadas.
Por ejemplo; si querés olvidarte de Cabezas, lo mejor
es situarse de rodillas frente a la cabeza seca de una
vaca y repetir en voz baja 3 veces:
"Vete.
Vete de mi cuerpo José Luis."
Ahora, si lo que realmente querés es que te coja,
pedímelo de frente.


Vicente Luy, en Poesía popular argentina, ED CILC

Vicente Luy

Suplemento Ñ de Cultura, Clarín

28 de Noviembre de 2009

Por Diego Erlan



Antología de Vicente Luy

Sobre poetas malos



¿Poeta o humorista? Vicente Luy (Córdoba, 1961) podría ser las dos cosas. El autor de La sexualidad de Gabriela Sabatini podría ser un poeta satírico y posmoderno que escribe con el diario abierto, la revista de chismes subrayada y la televisión encendida en busca de la idea incómoda. Quizás Luy sea poeta. De los malos. Porque según Fogwill, los malos poetas son necesarios. “Si va a morir gente, votemos quiénes”, escribe Luy en el flamante libro antológico Poesía popular argentina (CILC).

"No digo el que me gusta, digo querido"

El Viejo León del Zoo, por Fabián Casas


Para Damián Ríos y Martín Gambarotta


Tomado de http://www.malelemento.blogspot.com/



La última vez que hablamos fue un domingo muy frío, por la noche. Me acuerdo que Guadalupe y yo estábamos metidos en la cama cuando sonó el teléfono y era él. Me dijo que tenía la computadora ocupada por sus hijos y que por eso aprovechaba para saber cómo iba el embarazo. Le dije que teníamos fecha de parto para la semana entrante y que no bien saliera Ana al espacio le íbamos a avisar. Desde que se había enterado que esperábamos un hijo, él nos hacía un seguimiento ginecológico-telefónico semanal. Me acuerdo que cuando le conté lo del embarazo se le quebró la voz y se puso a llorar. Me dijo que dar vida era lo máximo que uno podía hacer en el mundo, que él, ahora, estaba al servicio de sus hijos.

Cuando cumplí 21 años me fui de viaje por América con mis compañeros de Filosofía. Queríamos remedar el viaje del Che, pero sin que muriera nadie. Antes de salir del país, mientras parábamos en el camping de Salta capital, di en una librería con la obra poética completa de Juan Gelman, editada por Corregidor. Años después, Gelman me dijo que era una edición llena de errores, pero yo no estaba capacitado para identificarlos. De Gelman, en ese entonces, me gustaban hasta las erratas. Conseguí ese libro de manera curiosa. Le vendí mis botas naúticas al sereno del camping y con esa plata me lo compré. Lo raro fue que a la semana detuvieron al sereno robando en las carpas. No sé por qué, en vez de robarme las botas, prefirió pagármelas, lo cual redundó en el excedente del libro de Gelman y en que pasé unos días hermosos leyéndolo en el pasto y a orillas de los ríos donde acampábamos.

Era muy feliz. Aún hoy Cólera Buey me parece una obra genial y disfruto de los poemas de Sydney West y algunos que otros sueltos de los primeros libros. Como el del albañil Iraniaka, al que la muerte, cuando lo está pasando para el otro lado, le dice que tiene que venir también su corazón, pero él le explica que no puede porque su corazón "ha hecho su casa en una mujer". Estoy citando de memoria y puede que los versos no sean exactamente así. Porque muchas veces modifico los versos en mi cabeza hasta que me los apropio. Otro poema que me gusta es de Gotán, un libro de Gelman que causó sensación en su momento pero que ahora parece haber envejecido, ya que estaba muy apegado a la época. El poema empieza con este verso: "Al que extraño es al Viejo León del Zoo". De manera curiosa, cuando recuerdo este comienzo, le agrego el adverbio "verdaderamente". Es decir, que digo "Al que verdaderamente extraño es al Viejo León del Zoo". No sé por qué. Sin dudas, es mejor no empezar -ni terminar- con un adverbio, pero en mi memoria éste se vuelve necesario, como si anclara el verso en el corazón.

Parece que fue a un encuentro de escritores que organizaron en Montevideo. Le tocó un fin de semana muy frío y el hotel donde lo habían ubicado no tenía calefacción. Como también le iban a demorar el pago por los honorarios, es decir, no era en cash sino con factura a 60 días, él se puso en llamas y se hizo mucha mala sangre discutiendo con los organizadores. Consiguió que lo cambiaran de hotel y que le pagaran en el acto. Como era un encuentro de escritores, a mí me parece que debe haber jugado también la parte narcisista, y que debe haber tenido que encender día y noche su representación, algo que resulta muy desgastante aún para esos que, de alguna manera, hicieron de su personaje una segunda naturaleza.

El Viejo León del Zoo -porque ahora lo recuerdo así- era tímido y muy emotivo. Con la sensibilidad a flor de piel. Y para defenderse tiraba zarpazos y meaba el entorno en lugares inapropiados. Parecía estar siempre al ataque -y tal vez lo estaba-, pero nunca se había comido a ningún cazador.

La primera vez que lo ví fue en en un apart hotel de la avenida Santa Fe, donde vivía. Yo había leído algunos relatos suyos y teníamos amigos en común. Algunos de los cuentos me parecían muy buenos -como Japonés, una obra maestra-, pero lo que más me impactaba eran las fotos de su cara con las que ilustraba las tapas de sus libros. La de Pájaros de la cabeza, editada por Catálogos, era genial. Los pelos parados, las cejas levantadas en signo de alarma, los ojos desorbitados. Era la contracara de esa enfermera que te pide silencio en las paredes de los hospitales. Ese rostro parecía orbitar el caos, ser el caos. Ahora, mientras escribo, me imagino que él me hubiese dicho: "no pongas rostro, boludo". Tampoco quería que pusiera "torso" en vez de pecho. El apart hotel era un desastre. Entrabas por una galería que nacía casi sobre la 9 de Julio, subías unas escaleras y tenía todo patas para arriba. Recuerdo un mate volcado sobre una alfombra verde. Tenía un escritorio repleto de papeles y una computadora siempre prendida. Y un grabador con música folclórica, lo cual me sorprendió. No sé de qué hablamos aquella vez, pero nos hicimos amigos. Desde ese momento lo visité en diferentes casas, donde vivía solo o en pareja, con más o menos hijos, con hijos más grandes y más chicos. Siempre con pocos libros -suyos y de otros-, pero leyendo de manera persistente a los contemporáneos. Tenía algo particular con esto y que es esencial para una cultura: era un escritor que no bendecía a los que escribían como él. Le gustaban los que hacían lo contrario, los que expandían la paleta de colores sobre la que él trabajaba. No estaba generando su propio canon para que reafirmara su obra; es más, es probable que esos nuevos escritores cuestionaran sus textos. Con él se podía hablar, se podía discutir de igual a igual. Un don que pocas personas pueden sostener. Somos todos iguales, en esencia, pero muchos se olvidan de eso.

También quería que los escritores grandes -los que él admiraba- conocieran a los autores que él "promocionaba". Una vez me citó en un hotel donde estaba parando Saer. Cuando llegué, el Turco tomaba una copa de champagne mientras él y dos hijos suyos se comían todo lo que estaba en la mesa. Me dijo, con la boca llena, que le pasara mi libro al genio de Serodino. Eso hice. También le dije -para entrar en calor- que para mí había sido central leer sus libros, que era el escritor más grande del mundo. "Cicatrices", le dije. Saer me miró -aunque habló, no recuerdo su voz- y agarró mi libro y lo dejó caer entre su muslo izquierdo y el pliegue de la silla. Y debe estar aún ahí, porque no le volvió a prestar atención. Quique se me acercó y me dijo: "comé, que paga el Turco".

Volvió de Montevideo enfermo -por lo que pude reconstruir- y pasó unos días malos. Respirando cada vez peor. Igual no paró, vio gente, fue a comer a casa de amigos, escribió, leyó, se fue a nadar al club y, cuando el cuerpo estaba al dente, caminó hasta el Hospital Italiano para internarse. Ya lo había hecho varias veces. Se internaba, se ponía mejor, volvía a sus cosas... Sabía que en cualquier momento se podía morir, era algo que tenía presente, pero esto no lo perturbaba. No era un esclavo. Con relación a su muerte, era un hombre libre. Podría haber muerto mucho antes, un montón de veces. Podría no haber publicado nunca. De hecho, lo hizo ya mayor, a los 39 años. Ahora digo que toda su obra -que es grande- no le llega ni a los talones a él. No extraño sus cuentos, no extraño que no escriba más, que no vaya a leer cosas nuevas suyas. Extraño su voz, su risa. Su generosidad. Su mal genio. No reivindico su inteligencia. La inteligencia es algo que puede tener cualquiera. Es un don. Reivindico su bondad. La bondad es algo que uno trabaja, que uno aprende a ser. Su inteligencia, por ejemplo, puede hacer una reescritura cool del Orlando de Virginia Woolf, pero a mí ese relato -Memoria de paso- me deja seco. Es como un ejercicio de habilidad. Pero su coraje y su talento pueden escribir Los libros del caminante, tal vez su libro más querido por mí. No digo el que me gusta, digo querido. En ese libro él se estaba probando como novelista, tanteaba en abismo.

Después están Vivir afuera o En Otro orden de cosas, novelas que parecen irrumpir desde la literatura hacia la sociología. Y no al revés. Frescos de época. A mi lo que me gustaba de Quique era la forma en que vivía, a la marchanta, con una inmensa vitalidad. Para un conservador y depresivo como yo, era homeopático verlo avanzar entre el desorden, imponiéndose con sus gustos y disfrutando de sus diatribas. Como una torta de hojaldre, uno percibía que había tenido muchas vidas, muchas mujeres, muchos amigos, muchos muertos punks en su haber. Y muchos hijos. Dice Vera -su hija- que cuando era muy chica, él la llevaba en una bolsa de hacer las compras. Me quedé pensando largo tiempo en esa imagen. La precariedad de un bebé adentro de un objeto cotidiano y bamboleante como una bolsa. Ojalá yo pueda tomar algo de esa frescura a la hora de relacionarme con mi hija. Estas noches en las que camino en círculo con ella en mis brazos, para que se duerma, pienso mucho en Quique. Y siento que él también está nadando de noche. Con largas brazadas. La respiración, ya lejos del agobio de la historia, es perfecta. Va a la par nuestra. Eso me da fuerzas. De alguna manera, soy Fogwill.

jueves, 21 de octubre de 2010

Pesadillesca


Me encantan las imágenes de Nicoletta Cecotti. Pero esta me encanta desde lo terrible, apenas la vi me dio pavor, es una pesadilla corporeizada: la princesa clavada a la piedra de su castillo, endurecida en su propia torre, casi en proceso de seguir desapareciendo dentro de su capullo rígido.

EL AMOR SE HACE CAMINO

1

Me son tan desconocidos los caminos del amor…
Quizás alguno me lleva hasta a vos.
Quizás alguno te trae hasta mí.


2

Ando a ciegas por los caminos del amor.
No sé si te busco.
No sé so me buscás
pero sería lindo.


3

Todavía no te amor
todavía no me amás
todavía no nos hemos enamorado
pero creo que me gustaría mucho.


4

Perdida por los caminos del amor
De repente me doy cuenta
de que me gustaría buscarte.

Pero cuando te encuentro me asusto
y bajo la mirada
y si no te encuentro y vuelvo sobre mis pasos
ya no sé en qué esquina estabas.

Clavame los ojos en los ojos
para que no vuelva a desviarme nunca más.



5

En los caminos del laberinto
que me contaron que es el amor
me resuta confuso
saber si estás o no estás
en el centro.

6

En esta historia la tímida soy yo
y a vos
te toca perseguirme. ¿Mentendiste?



7

Si tu timidez y la mía
no dejan de esquivarse
no habrá amor que logre
soltar ante nuestros pies
un camino dulce que nos lleve
a encontrarnos.



8

Decime que a fuerza de pensarte
a fuerza de pensarnos uno al otro
construimos de ventana a ventana
un camino por el que en algún momento
nos animaremos a correr
hacia nuestro primer abrazo.



9

El amor es tan misterioso…
Tiene tantos senderos y cortadas
tantos recovecos tantos atajos
tantos desvíos tantas vías muertas
que
si no me ayudás un poco
si no nos decidimos juntos a buscarnos
andaré como una loca
de aquí para allá repitiendo tu nombre
en lugares donde nunca
vas a poder escucharme.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Festival Latinoamericano de Poesía

SALIDA AL MAR
Festival Latinoamericano de Poesía
2010 | programa

SALIDA AL MAR | FESTIVAL LATINOAMERICANO DE POESÍA
7° EDICIÓN | BUENOS AIRES | 2010

23 DE OCTUBRE
LA LIBRE. ARTE + LIBROS
BOLÍVAR 646 (SAN TELMO)
24 DE OCTUBRE
EL GARRICK
AVELLANEDA 1359 (CABALLITO)

INVITADOS DE BOLIVIA BRASIL CHILE MÉXICO URUGUAY ARGENTINA
LECTURAS | FERIA DE PUBLICACIONES | ENTRADA GRATIS
COORDINAN: Cristian De Nápoli, Cecilia Eraso y Javiera Pérez Salerno

El sábado 23 de octubre, en La Libre, leen:

19.30 hs
GABRIEL CORTIÑAS
GERMÁN ROSATI
y JONÁS GÓMEZ (Buenos Aires)

20.30 hs
CHRISTIAN AEDO (Santiago de Chile)
INTI GARCÍA (México DF)
MAURO LO COCO (Buenos Aires)

21.30 hs:
MARIANA BARRIOS (S.Cruz de la Sierra)
NATALIA LITVINOVA
y JUAN DESIDERIO (Buenos Aires)
+ ERROR POSITIVO rock

El domingo 24, en El Garrick, leen:

19.30 hs
Homenaje a IDEA VILARIÑO
(leyendo poemas propios y de I.V.)
JOSEFINA SAFFIOTI
MARINA GERSBERG
y MALENA REY (Buenos Aires)

20.30 hs:
CAROLINA RACK (Coronel Suárez)
FRANCISCO BITAR (Santa Fe)
VÍCTOR LÓPEZ (Santiago de Chile)

21.30 hs:
FEDERICO LEGUIZAMÓN (S.Salvador de Jujuy)
DAVID WAPNER (Arad, Israel)
HORÁCIO COSTA (São Paulo)
TERESA AMY (Montevideo)

Durante todo el encuentro, feria editorial: mesas con libros de poesía de las editoriales Bajo la luna, Black & Vermelho, El niño Stanton, Gog y Magog, IAP, Tierra Firme y otras, y libros de los poetas invitados.

Tres de Mansalva para mi lista de compras

Tomado del blog de Eterna Cadencia

El escritor comido, Sergio Bizzio
(Ed. Mansalva, 222 págs., $ 53.-)

“Mauro Saupol (Río de Janeiro, 1956) había nacido y crecido en la pobreza y era un escritor inmensamente rico y famoso cuando decidió hacerse pasar por muerto. ¿Para qué? Para ver qué se decía de él. Todo lo demás ya lo tenía. La idea, que a primera vista puede parecer estúpida (ya se verá que no, o que sí, y también por qué, en cualquiera de los dos casos), es un cóctel que se prepara en silencio con una parte de broma, dos partes de publicidad y tres de vanidad: nada del otro mundo; pero hay que tener mucho valor para llevarse una copa como ésa a los labios. Saupol lo tuvo”.

Una idea genial, Inés Acevedo
(Ed. Mansalva, 108 págs., $ 42.-)

Una idea genial es la elaboración postmoderna de una novela familiar rural, la fabulación de un linaje de inventores -el padre pronostica el tiempo, la madre es precursora de la huerta orgánica- que cultiva el desprecio aristocrático del dinero y transmite el valor de la cultura en nombre de un lejano bisabuelo escritor. Una autobiografía precoz, cuando es como Una idea genial, inteligente y completa, sólo puede ser la autobiografía de cómo uno se hizo lector y escritor en condiciones adversas para esa vocación.

Entrerrianos, Damián Ríos
(Ed. Mansalva, 125 págs., $42.-)

El trayeco desde Entre Ríos a Buenos Aires es uno de los grandes desvíos de la literatura argentina -Juanele, Zelarayán, Durand, Ríos. ¿Cuánto influye el pasaje de ese corto viaje de la escritura?

Larga payada hecha de digresiones y de afectos, Enterrianos es un libro de amor. Porque hay uno que escribe, otra que lee y una historia que termina bien. Las frases de esta novela primero formaron cartas, que fueron echadas por debajo de la puerta de la chica, y no esperaban respuesta; después se transformaron en capítulos, y con el título de Habrá que poner la luz simularon ser una novela que circuló entre algunos amigos a fines del siglo pasado bajo el sello Ediciones del Diego. Eloísa Cartonera las rescató e hizo una versión en 2003. La novela se fue desprendiendo de esos capítulos que pasaron a integrar libros de poemas y también antologías varias y de a poco volvieron a ser cartas y por último nuevamente frases. Ahora Mansalva vuelve a recopilarlas, agrega fragmentos inéditos, desdeña partes completas, tacha, prosifica versos, suma personajes, integra, reordena y bajo el título de Entrerrianos vuelve a simular una novela. Esta es la historia de unas frases entonadas para seducir.

La receta

Ven y sana mi dolor. Tienes la cura de este amor. Hago este llamado para que tú vengas, ¿no ves que me estoy muriendo? Es muy dura esta prueba.
Tú tienes la receta, la fórmula perfecta para poner en ritmo mi corazón.

martes, 19 de octubre de 2010

Más Barbas azules





Cómo me gustan las voces e"z"pañolas

Ayer en el taller

Ayer en lo de Pedro leímos nuestras producciones a partir de la idea de describir nuestros llaveros. Lo mìo, una pedorrada, que después de un mes sin encontrarnos porque Mairal estaba en Alemania, yo tenía mis papeles reabandonados (mi prosa no funciona sin incentivo externo). Pero después de putear durante un par de pàrrafos contra mis llaves de casa y las de mis hijos e hija y las del auto y los candados y las rejas, se me ocurrió que la culpa la tenìan los Barba Azules que inventaron las llaves.
Acabo de releer el cuento que ayer conté en el taller. Es más cruel de lo que me acordaba. Y las ¡dos! moralejas de Perrault para mearse de risa de lo contradictorias: un palo para la curiosidad femenina, un palo para la obsecuencia masculina (o, bué, una defensa del "manejo" de la mujer?)

Barba Azul

Charles Perrault

Teodoro Baró (trad.)




En otro tiempo vivía un hombre que tenía hermosas casas en la ciudad y en el campo, vajilla de oro y plata, muebles muy adornados y carrozas doradas; pero, por desgracia, su barba era azul, color que le daba un aspecto tan feo y terrible que no había mujer ni joven que no huyera a su vista.

Una de sus vecinas, señora de rango, tenía dos hijas muy hermosas. Pidiole una en matrimonio, dejando a la madre la elección de la que había de ser su esposa. Ninguna de las jóvenes quería casar con él y cada cual lo endosaba a la otra, sin que la otra ni la una se resolvieran a ser la mujer de un hombre que tenía la barba azul. Además, aumentaba su disgusto el hecho de que había casado con varias mujeres y nadie sabía lo que de ellas había sido.

Barba Azul, para trabar con ellas relaciones, llevolas con su madre, tres o cuatro amigos íntimos y algunas jóvenes de la vecindad a una de sus casas de campo en la que permanecieron ocho días completos, que emplearon en paseos, partidos de caza y pesca, bailes y tertulias, sin dormir apenas y pasando las noches en decir chistes. Tan agradablemente se deslizó el tiempo, que a la menor pareciole que el dueño de casa no tenía la barba azul y que era un hombre muy bueno; y al regresar a la ciudad celebraron la boda.

Al cabo de un mes Barba Azul dijo a su esposa que se veía obligado a hacer un viaje a provincias, que a lo menos duraría seis semanas, siendo importante el asunto que a viajar le obligaba. Rogole que durante su ausencia se divirtiese cuanto pudiera, invitara a sus amigas a acompañarla, fuera con ellas al campo, si de ello gustaba, y procurara no estar triste.

-Aquí tienes, añadió, las llaves de los dos grandes guardamuebles. Estas son las de la vajilla de oro y plata que no se usa diariamente; las que te entrego pertenecen a las cajas donde guardo los metales preciosos; estas las de los cofres en los que están mis piedras y joyas, y aquí te doy el llavín que abre las puertas de todos los cuartos. Esta llavecita es la del gabinete que hay al extremo de la gran galería de abajo. Ábrelo todo, entra en todas partes, pero te prohíbo penetrar en el gabinete; y de tal manera te lo prohíbo, que si lo abres puedes esperarlo todo de mi cólera.

Prometiole atenerse exactamente a lo que acababa de ordenarle; y él, después de haberla abrazado, metiose en el carruaje y emprendió su viaje.

Las vecinas y los amigos no esperaron a que les llamasen para ir a casa de la recién casada, pues grandes eran sus deseos de verlo todo, que no se atrevieron a realizar estando el marido, porque su barba azul les espantaba. Acto continuo pusiéronse a recorrer los cuartos, los gabinetes, los guardarropas, siendo sorprendente la riqueza de cada habitación. Subieron enseguida a los guardamuebles, donde no se cansaron de admirar el número y belleza de los tapices, camas, sofás, papeleras, veladores, mesas y espejos que reproducían las imágenes de la cabeza a los pies y en los que los adornos, los unos de cristal, de plata dorados los otros, eran tan bellos y magníficos que iguales no se habían visto. No cesaban de ponderar y envidiar la dicha de su amiga, que no se divertía viendo tales riquezas, pues la dominaba la impaciencia por ir a abrir el gabinete de abajo.

Empujola la curiosidad, sin fijarse en que faltaba a la educación abandonando a sus amigas, bajó por una escalerilla reservada, con tanta precipitación que dos o tres veces corrió peligro de desnucarse. Al llegar a la puerta del gabinete detúvose algún tiempo, pensando en la prohibición de su marido y reflexionando que la desobediencia podía atraerle alguna desgracia; pero la tentación era tan fuerte que no pudo vencerla, y tomando la llavecita abrió temblando la puerta del gabinete.

Al principio nada vio, debido a que las ventanas estaban cerradas. Al cabo de algunos instantes comenzaron a destacarse los objetos y notó que el suelo estaba completamente cubierto de sangre cuajada y que en ella se reflejaban los cuerpos de varias mujeres muertas y sujetas a las paredes. Estas mujeres eran todas aquellas con quienes Barba Azul había casado, a las que había degollado una tras otra. Creyó morir de miedo ante tal espectáculo y se le cayó la llave del gabinete que acababa de sacar de la cerradura.

Después de haberse repuesto algo, cogió la llave, cerró la puerta y subió a su cuarto para dominar su agitación, sin que lo lograse, pues era extraordinaria.

Habiendo notado que la llave del gabinete estaba manchada de sangre, la enjugó dos o tres veces, pero la sangre no desaparecía. En vano la lavó y hasta la frotó con arenilla y asperón, pues continuaron las manchas sin que hubiera medio de hacerlas desaparecer, porque cuando lograba quitarlas de un lado, aparecían en el otro.

Barba Azul regresó de su viaje la noche de aquel mismo día y dijo que en el camino había recibido cartas noticiándole que había terminado favorablemente para él el asunto que le había obligado a ausentarse. La esposa hizo cuanto pudo para que creyese que su inesperada vuelta la había llenado de alegría.

Al día siguiente le dio las llaves y se las entregó tan temblorosa, que en el acto adivinó todo lo ocurrido.

-¿Por qué no está con las otras la llavecita del gabinete? -Le preguntó.

-Probablemente la habré dejado sobre mi mesa, contestó.

-Dámela enseguida, añadió Barba Azul.

Después de varias dilaciones, forzoso fue entregar la llave. Mirola Barba Azul y dijo a su mujer:

-¿A qué se debe que haya sangre en esta llave?

-Lo ignoro, contestó más pálida que la muerte.

-¿No lo sabes? -replicó Barba Azul-; yo lo sé. Has querido penetrar en el gabinete. Pues bien, entrarás en él e irás a ocupar tu puesto entre las mujeres que allí has visto.

Al oír estas palabras arrojose llorando a los pies de su esposo y pidiole perdón con todas las demostraciones de un verdadero arrepentimiento por haberle desobedecido. Hubiera conmovido a una roca, tanta era su aflicción y belleza, pero Barba Azul tenía el corazón más duro que el granito.

-Es necesario que mueras, le dijo, y morirás en el acto.

-Puesto que es forzoso, murmuró mirándole con los ojos anegados en llanto, concédeme algún tiempo para rezar.

-Te concedo diez minutos, replicó Barba Azul, pero ni un segundo más.

En cuanto estuvo sola llamó a su hermana y le dijo:

-Anita de mi corazón; sube a lo alto de la torre y mira si vienen mis hermanos. Me han prometido que hoy vendrían a verme, y si les ves hazles seña de que apresuren el paso.

Subió Anita a lo alto de la torre y la mísera le preguntaba a cada instante.

-Anita, hermana mía, ¿ves algo?

Y Anita contestaba:

-Sólo veo el sol que centellea y la hierba que verdea.

Barba Azul tenía una enorme cuchilla en la mano y gritaba con toda la fuerza de sus pulmones a su mujer:

-Baja enseguida o subo yo.

-¡Un instante, por piedad! -le contestaba su esposa; y luego decía en voz baja-: Anita, hermana mía, ¿ves algo?

Su hermana respondía:

-Sólo veo el sol que centellea y la hierba que verdea.

-Baja pronto, bramaba Barba Azul, o subo yo.

-Bajo -contestó la infeliz; y luego preguntó-, Anita, hermana mía, ¿viene alguien?

-Sí, veo una gran polvareda que hacia aquí avanza...

-¿Son mis hermanos?

-¡Ay!, no, hermana mía; es un rebaño de carneros.

-¿Bajas o no bajas? -vociferaba Barba Azul.

-¡Un momento, otro instante no más! -exclamó su mujer; y luego añadió-: Anita, hermana mía, ¿viene alguien?

-Veo -contestó-, dos caballeros que hacia aquí se encaminan, pero aún están muy lejos. ¡Alabado sea Dios!, exclamó, poco después; ¡son mis hermanos! Les hago señas para que apresuren el paso.

Barba Azul se puso a gritar con tanta fuerza que se estremeció la casa entera. Bajó la infeliz mujer y fue a arrojarse a sus pies llorosa y desgreñada.

-De nada han de servirte las lágrimas, le dijo; has de morir.

Luego agarrola de los cabellos con una mano y levantó con la otra la cuchilla para cortarle la cabeza. La infeliz hacia él volvió la moribunda mirada y rogole le concediese unos segundos.

-No, no, rugió aquel hombre; encomiéndate a Dios.

Y al mismo tiempo levantó el armado brazo...

En aquel momento golpearon con tanta fuerza la puerta, que Barba Azul se detuvo. Abrieron y entraron dos caballeros, quienes desnudando las espadas corrieron hacia donde estaba aquel hombre, que reconoció a los dos hermanos de su mujer, el uno perteneciente a un regimiento de dragones y el otro mosquetero; y al verles escapó. Persiguiéronle tan de cerca ambos hermanos, que le alcanzaron antes que hubiese podido llegar a la plataforma le atravesaron el cuerpo con sus espadas y le dejaron muerto. La pobre mujer casi tan falta de vida estaba como su marido y ni fuerzas tuvo para levantarse y abrazar a sus hermanos.

Resultó que Barba Azul no tenía herederos, con lo cual todos sus bienes pasaron a su esposa, quien empleó una parte en casar a su hermanita con un joven gentilhombre que hacía tiempo la amaba, otra parte en comprar los grados de capitán para sus hermanos y el resto se lo reservó, casando con un hombre muy digno y honrado que la hizo olvidar los tristes instantes que había pasado con Barba Azul.







Moraleja


De lo dicho se deduce,
si el cuento sabes leer,
que al curioso los disgustos
suelen venirle a granel.
La curiosidad empieza,
nos domina, y una vez
satisfecha, ya no queda
de ella siquiera el placer,
pero quedan sus peligros
que has de evitar por tu bien.




Otra moraleja


A tiempos ya muy lejanos
se refiere aqueste cuento.
Mas ahora, aunque el marido
devorado esté por celos
y tenga la barba azul,
o bien negro tenga el pelo,
le domina la mujer
con la dulzura y talento.
Para que haya paz en casa,
ya sabéis cuál es el medio.

lunes, 18 de octubre de 2010

Febril como la carta de amor de un preso

Así estoy yo sin ti

(Joaquín Sabina)

Extraño como un pato en el Manzanares,
torpe como un suicida sin vocación,
absurdo como un belga por soleares,
vacío como una isla sin Robinson,
oscuro como un túnel sin tren expreso,
negro como los ángeles de Machín,
febril como la carta de amor de un preso...
así estoy yo, así estoy yo, sin ti.
Perdido como un quinto en día de permiso,
como un santo sin paraíso,
como el ojo del maniquí,
huraño como un dandy con lamparones,
como un barco sin polizones...,
así estoy yo, así estoy yo, sin ti.

Más triste que un torero
al otro lado del telón de acero.
Así estoy yo, así estoy yo, sin ti.
Vencido como un viejo que pierde al tute,
lascivo como el beso del coronel,
furtivo como el Lute cuando era el Lute,
inquieto como un párroco en un burdel,
errante como un taxi por el desierto,
quemado como el cielo de Chernovil,
solo como un poeta en el aeropuerto...
así estoy yo, así estoy yo, sin ti.
Inútil como un sello por triplicado,
como el semen de los ahorcados,
como el libro del porvenir,
violento como un niño sin cumpleaños,
como el perfume del desengaño...,
así estoy yo, así estoy yo, sin ti.

Más triste que un torero
al otro lado del telón de acero.
Así estoy yo, así estoy yo, sin ti.
Amargo como el vino del exiliado,
como el domingo del jubilado,
como una boda por lo civil,
macabro como el vientre de los misiles,
como un pájaro en un desfile...,
así estoy yo, así estoy yo, sin ti.
Más triste que un torero
al otro lado del telón de acero.
Así estoy yo, así estoy yo, sin ti.

domingo, 17 de octubre de 2010

Soñé con casa, viejitas y yerno

Era una casa enorme, medio castillo medieval, de piedra, toda sucia, con olor a pis y a caca porque las dos viejitas que vivían ahí estaban inmovilizadas en sus respectivas camas y no limpiaban. Yo le decía a alguien (¿mis hermanos?) que yo me hacía cargo de las viejitas yme quedaba con la casa y le explicaba a alguien (¡mis hijos?) que nos teníamos que mudar, que yo ya estaba podrida de los alquileres y que la casa limpia iba a quedar buena.
Las dos viejitas eran (creo) una mi nonna que murió hace como 12 años(era su cara pero no era su personalidad, ni gritaba ni era mala como mi nonna sino que se estaba quietita como una muñeca en su cama y me hablaba bien. La otra era como la hija de ella (que mi nonna sólo tenía de hijos a mi viejo y a mi tío)porque Magdalena diferenciaba entre mi abuela y la de ella, pero esta segunda vieja estaba en el primer piso y no se veían en mi sueño (¿yo tenìa una madre, es decir, una hija de mi abuela?).
La cosa es que nos poníamos a limpiar y a cerrar puertas y ventanas porque la gente, cualquiera, los vecinos, entraban y salían por cualquier lado y en medio de la casa te encontrabas con uno que te decía que iba cruzando para la casa de al lado. Yo pensaba en la escena de Ceremonia secreta en la que las viejas vienen a la casa de la chica loca y le roban las cucharitas de té.
Yo intentaba cerrar una ventanita de uno de los pisos (me parecía la ventanita como la de la torre del palacio) y no podía porque las bisagras estaban rotas y uan parte era de cartón agarrado con clavitos que se salían. Me iba a comprar una ventana con vidrios y postigones y eso, en el sueño, era todo un logro (un psiquiatra a la derecha, porfis).
En otro momento del sueño yo encontraba (porque tenìa que ir como descubriendo la casa y ahora, sólo ahora, se me viene a la cabeza el cuento de Barba Azul), digo que encontraba dos cuartos contiguos uno de los cuales comunicaba con una baño mediante un muro bajo. En un cuarto dormía Magdalena y del otro yo sacaba a empujones a un tipo que, al salir del cuarto, yo veía idéntico al lobito de Crepúsculo (nada mal para yerno). Yo la llamaba a Magdalena aparte y le decía que si era un amigo de ella que estaba todo bien, que ella lo manejara, pero que si era un degenerado desconocido yo tenìa que protegerla y pensaba que si ponía llave a los cuartos cada uno podía dormir allí sin peligro pero después se me ocurría que cualquiera de los dos iba a entrar al baño y desde allí podía saltar al cuarto que estaba pegado. Tambièn me venía a la cabeza el olor a mierda que tendrìa el cuarto pegado al baño y habìa una imagen del muchachito lobo con la rodilla sucia de mierda (yo decía que habìa olor y èl decía que era de èl y que ya se iba a limpiar).

No me acuerdo más. Suficiente patologìa por hoy.

sábado, 16 de octubre de 2010

IV Jornadas de Reflexión Monstruos y Monstruosidades

UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS
INSTITUTO INTERDISCIPLINARIO DE
ESTUDIOS DE GÉNERO


21, 22 y 23 de octubre, 2010


Museo Roca
Vicente López 2220
Ciudad Autónoma de Buenos Aires


PROGRAMA
Jueves 21 de octubre

9 hs. Inscripción

10 hs a 11 hs. Acto de apertura

11 hs. a 11.30 hs. Café

11.30 hs a 13.30 hs: Mesas temáticas

Mesa 1. Sala 1
Monstruosidad y vejez


Ana María Bach. “´¿Viejo? ...Viejos son los trapos!´ Acerca de la vejez como
monstruosidad”
Pilar Cobeñas. “Sujetos con discapacidad: entre el efecto y la intención”
Viviana Diez. “‘sagax nasum habet’. La vieja guardiana de Curculio y lo “otro” de lo
femenino”
Coordina: Ana María Bach


Mesa 2. Sala 2
Géneros sexuales I


Matías Alderete. “Tiamat y el terror de lo femenino: el caos y lo monstruoso en el
Antiguo Cercano Oriente”
Ismael del Olmo. “Posesas, ateystas y exorcistas. La admirable alianza con los
demonios en la España barroca”
Paola Druille. “La mujer en Clemente de Alejandría”
Lyslei Nascimento. "El centauro judío: el otro, el monstruo"
Violeta Pereyra. “De lo femenino misterioso y su poder en el Cuento de los Dos
hermanos”
Coordina: Paola Druille


Mesa 3. Sala 3
Monstruosidad e infancia


Ana Cristina Fonseca dos Santos. “A Desmonstrificação da imagem do Vampiro na
literatura infanto-juvenil contemporânea”
Gabriela Fernández. “Monstruos y monstruosidades en el canon escolar: lecturas y
construcción de sentidos”
María José Punte. "De niñas y de lobos, de cuando los monstruos no vivían
precisamente en los bosques"
Tereza Virginia Ribeiro Barbosa. “Duerme chiquito duerme, ya viene Mormó a
pegarte”
Coordina: María José Punte


Mesa 4. Sala 4
Representaciones estéticas I: géneros del horror

Julio Jeha. "Razón y oscurantismo en Frankenstein"
Mariela Luján Ramos y María Florencia Dádamo. “The day the Earth stool still.
¿Monstruos nosotros o monstruos los otros? Representación hollywoodense de una
monstruosidad atípica a través de la historia"
Federico Daniel Ulcich. “El otro Frankenstein: de la ciencia prometeica al
reconocimiento de la identidad"
Mariano Véliz. “Los monstruos y las políticas de inclusión y exclusión en el cine gótico
contemporáneo"
Coordina: Elisabeth Caballero de del Sastre


13. 30 hs a 15 hs. Receso


15 hs a 17 hs. Mesas temáticas

Mesa 5. Sala 1
Monstruos: genealogía e historia I

Carlos Eduardo de Souza Lima Gomes. “A fúria da natureza e a ruína de um povo:
impetuosidade nos F 9 W e F 12 W de Sólon”
Flavia Freitas Moreira. “As mostras da monstruosidade em Héracles”
Hugo Roberto Wingeyer, Jimena Verónica Gusberti y Olga Natalia. “Monstruos y
monstruosidades en estudios de disponibilidad léxica de Resistencia y Corrientes”
Coordina: Jimena Palacios


Mesa 6. Sala 2
Monstruos: genealogía e historia II

Carlos Alberto Garay. “´Cada uno de ellos era fundamentalmente normal, pero juntos
formaban un monstruo´ Escenas de la vida de un monstruo doble, en Mademoiselle O.
Buenos Aires, 1963”
Andrea Arismendi. “Los monstruos en la medicina de la España Moderna.”
Adriana Martinez. “La enfermedad como espejo de lo monstruoso”
Andrea Vanina Neyra. "Ilusiones y enseñanzas diabólicas: algunas pistas sobre la
interpretación de las supersticiones en el cristianismo alto medieval"
Joao Henrique Ribeiro Barbosa. “O médico e o monstro"
Coordina: Andrea Vanina Neyra


Mesa 7. Sala 3
Representaciones estéticas II


Martín, Azar. “El ambiente de lo monstruoso en Theodor Storm”
Juliana Ciambra Rahe. “A morte do mundo e o nascimento do monstro: entre revelações
e regressos”
Denise Carrascosa. “Narrativas de si, políticas de si: o criminoso hediondo, seu cárcere,
sua literatura”
Mercedes Merino Fontal. “Biotecnología: ciencia ficción o realidad. Un análisis de La
posibilidad de una isla de Michel Houellebecq”
Coordina: Nora Domínguez


Mesa 8. Sala 4
Monstruos: genealogía e historia III


María Cecilia Colombani. “De monstruos y monstruosidades: Un abordaje
arqueológico de la monstruosidad en Hesíodo
Agostina Chiavassa Arias y Pablo Martín Llanos. “Una manada de híbridos en
Argonáuticas de Apolonio de Rodas”
Thiago de Souza Bittencourt. O HOMEM MONSTRO DO HOMEM: reflexões sobre a
estória das gerações humanas, nos Trabalhos e dias de Hesíodo (VV. 106-201)
Coordina María Cecilia Colombani


17 hs. a 17.30 hs. Café

17.30 hs. a 19.30 hs.

Sala 1 Panel “Monstruos de la historieta argentina: los herederos de Cascarudos,
Gurbos y Manos”


Participan los historietistas:
Cecilia Fernández, Salvador Sanz, Luciano Saracino
Coordina: Hernán Martignone


19.30 hs. a 20.30 hs.

Sala 1. Panel “Violencia y Género

Rita Segato. "Modernidad y monstruosidad: la violencia de género en el
contexto moderno"
María Luisa Femenìas: "Monsieur Cannibale: el monstruo visible de la violencia"
Coordina: Valeria Pita


Viernes 22 de octubre

10 hs. a 12 hs. Mesas temáticas

Mesa 9. Sala 1
Representaciones estéticas III. Literatura argentina: Borges, Bioy, Mujica Lainez,
Ocampo


Paulo Roberto Barreto Caetano. “Três faces do monstro: Beemot, Golem e Lilit como
itens de um catálogo infinito, em O livro dos seres imaginários, de Jorge Luis Borges.
Ludmila Rogel. “Del sueño a la pesadilla: el umbral de lo fantástico
Marcos Zangrandi. “Monstruos de Bomarzo: cuerpo, linaje y medida"
Coordina: Marcos Zangrandi


Mesa 10. Sala 2
Monstruos: genealogías e historia IV


Ana Carolina Caetano. “Os monstros em O senhor das moscas”
Francisco Casado. “Aproximación al mito del Minotauro (o la historia de Minos)”
Paulo Augusto de Melo Wagastsuma. “O monstro cultural em O retrato de Dorian
Gray”
Mariela Ciabattoni y Dolores Leroux. “Discursividad Monstruosa de las Ciencias que
legitiman modos particulares de inclusión y exclusión del hombre”
Roberto Toscano. “El sacro bosco de Bomarzo: lo monstruoso extraordinario”
Coordina: Marcela Suárez


Mesa 11. Sala 3
Géneros sexuales
II

Sandra Mariah Gualberto Braga Bianchet. “Magia, sedução e monstruosidades nos
romances Satyricon de Petrônio e Metamorphoseon de Apuleio”
Diana L. Frenkel. “Aléjate de la mujer perversa…”
Letícia Lopes Damasco. “Amazonas: a monstruosidade motivada pela alteridade”
Matheus Trevizam. “Diferença ou monstruosidade no tratamento do mito de Medeia por
Ovídio? Heroides – Medea Iasoni, Metamorphoseon VII 1-424"
Coordina: Diana Frenkel


Mesa 12. Sala 4.
Representaciones estéticas IV: Grecia y Roma

Roxana Nenadic. “Los prodigios de la escritura: Gelio y los cuerpos maravillosos
(Noches Aticas 9.4)”
Sara Paulin. “Ericto: monstruo entre monstruos (Lucano, Bellum Civile, vv. 413-830)”
Elsa Rodríguez Cidre. “Ser hijo de Equión: lo monstruoso en Bacantes de Eurípides”
Marta Sagristani y Noemí Córdoba. “El discurso mítico en la antigüedad clásica:
¿mujeres o monstruos?”
Coordina: Elsa Rodríguez Cidre


12 hs. a 14 hs. Mesas temáticas
Mesa 13. Sala 1

Representaciones estéticas V: literatura argentina y latinoamericana
contemporáneas
Marcos Antonio Alexandre. “Representaciones alegóricas de la figura de lo monstruoso
en piezas latinoamericanas”
Marcela Gladys Crespo. “La ciudad criminal: Espacio de alienación y violencia en El
oficinista de Guillermo Saccomanno”
Cristina Fangman y Alfredo Grieco y Bavio. “Los monstruos contraatacan: la venganza
de los indios en las literaturas andinas del siglo XXI”
Andréia Garavello. “Dr. Rosa & Mr. Cara-de-Bronze”
Coordina: Cristina Fangman


Mesa 14. Sala 2
Representaciones visuales


Gabriela Cittadini. “El Minotauro Solar en Borges y Picasso”
Paula Labeur. “Del espacio exterior al hipergueto: las amenazas de los nuevos
extraterrestres”
José J. Maldonado. “Repetición, humor y terror como discursos de anarquía en Los
Gremlins”
Coordina: Paula Labeur


Mesa 15. Sala 3
Violencia, cuerpos y política I

Cesar Motta Rios. “"De la frontera a la monstruosidad: los egípcios en una narrativa de
la Torah y en su re-escritura filónica"
Liliana Pégolo. “"Immitis Achilles: sexualidad y violencia en los Commentarii de
Servio a la Eneida"
Laura Pérez. Violencia y lascivia. La crítica a los misterios en Protr. II.12-22 de
Clemente de Alejandría"
Analía Sapere. “Enfrentamientos con seres monstruosos en la Vida de Teseo de
Plutarco"
Coordina: Liliana Pégolo


Mesa 16. Sala 4
Monstruos: genealogía e historia IV

Ana Basarte Mutilaciones y decapitaciones en la literatura medieval europea.
Cecilia Devia. “La construcción de un rey monstruoso y la legitimación de un usurpador
en la Crónica de Pedro I del canciller Ayala”
María Estrella. “Monstruos en el roman medieval: entre seres mitológicos y mujeres
rebeldes”
Alejandro Morin. “Los sueños del derecho producen monstruos (o mulas). El montaje
de ficciones jurídicas en el derecho medieval”
Lucía Orsanic. “Lo monstruoso caballeresco en su vertiente femenina, a propósito del
Palmerín de Olivia [1511]”
Coordina: Alejandro Morín


15.30 a 17.30 Mesas temáticas

Mesa 17. Sala 1
Representaciones estéticas VI: Grecia, Roma y sus relecturas.

Gustavo Alfredo Daujotas. “El inframundo y la visita de los muertos en Propercio 4.7.”
Cora Dukelsky. “Pánico en la escena: la monstruosa epifanía de las Erinias como reflejo
de las tensiones políticas atenienses"
María Dumas. “La representación de la alteridad en Sir Orfeo: del Hades al País de las
Hadas”
Cecilia Josefina Perczyk. “Lýssa, la bacante de Hades"
Coordina: Gustavo Daujotas


Mesa 18. Sala 2
Violencia, cuerpos y política II

Elisabeth Caballero de del Sastre. “Bella, horrida bella (A .6.85) La polaridad
racionalidad / irracionalidad de la guerra en la épica virgiliana”
Cassio Henrique Rocha Moura. “Harold Bloom e a monstruosidade de Shylock em O
mercador de Veneza”
Eduardo Rodrigues de Siqueira. "O submundo criador de monstros em Mastigando
humanos"
Eleonora Tola. “Heroísmo y monstruosidad en el episodio de Vulteyo (Lucano, B.C. 4.
402-581)”
Coordina: Elisabeth Caballero de del Sastre


Mesa 19 Sala 3.
Violencia, cuerpos y política III

César Martín Barletta. “Monstruosidad, peligrosidad y degeneración. Literatura y
anarquismo en el inicio de la nación argentina”
Lesle de Souza Nascimento. “Da cidade monstro e da cidade devorada"
Sandra Gasparini. “Dos mujeres que aterran: magnetizadoras y asesinas en los umbrales
de dos géneros modernos”
Sergio Tonkonoff. “Violencia y Apoteosis. Los Monstruos de Georges Bataille”
Coordina: Sandra Gasparini


Mesa 20. Sala 4.
Representaciones estéticas VII: Grecia

Emiliano J. Buis. “Engendrar la demagogia: la madre de Hipérbolo y sus
monstruosidades públicas según la comedia política ateniense»
Patricia Fernandez y Silvina Schvartz. “Monster Inc(ity): monstruos infernales en la
pólis de Aristófanes”
Vanessa Ribeiro Brandão. “Os sátiros, marginalização e representação do humano”
Coordina: Emiliano Buis


18.00 a 20.00

Sala 1. Curso
“Los monstruos en la encrucijada de la antropología odiseica” Prof. Alicia M.
Atienza
Primera reunión


Mesa 21. Sala a confirmar
Sala 4.
Monstruos: genealogía e historia V


María Inés Aldao. “La inversión de la monstruosidad: Comentarios, de Álvar Núñez
Cabeza de Vaca”
María Amelia Arancet Ruda. “Cuán normal es arrancar el corazón. El Himalaya o la
moral de los pájaros, de Miguel Ángel Bustos
Micaela Finkielsztonyn. “En historias abiertas no entran monstruos”
Guadalupe Campos. “Entre amas, tecedeiras y Maria Balteira: visibilidad y
monstruosidad en las cantigas d'escarnho e de mal dizer”
Carla Lois y Guadalupe Pinzón. “De monstruosidades a bellezas marinas. La
representación de las criaturas marinas en la cartografía sobre el Nuevo Mundo (siglos
XVI-XVII)”
Coordina: Ana Laura Martin


Mesa 22. Sala 3
Géneros sexuales y diversidad

Georgina Gluzman. “La mujer vegetal. Algunas reflexiones en torno al vello axilar
femenino en una campaña publicitaria contemporánea”
Gustavo Melera y Leonor Silvestri. “Gender Pavura, o el monstruo en tu entrepierna"
Silka Freire. “Es un monstruo grande y ( pega) fuerte”
Agustina Veronelli. “¿Las brujas, mujeres o femeninas? Una respuesta desde los
Estudios de Género”
Coordina: Georgina Gluzman


Mesa 23. Sala 2
Camera monstruosa, corpus lucidum


Cecilia Macón.” Sebastián flechado por Dorothy, o de los monstruos como posibilidad
para la reconstrucción de los pasados indecibles"
Moira Pérez. “Belleza y monstruosidad en Peter J. Witkin"
Mariela Solana. “Monstruosas transgresiones: la fotografía de Del LaGrace Volcano y
las narrativas transgénero de trascendencia"
Natalia Taccetta. “La dimensión biopolítica del arte. En torno a las fotografías de
Gabriela Liffschitz y sus efectos colaterales”
Coordina: Natalia Taccetta


Sábado 23

10-00 a 12.00 Mesas temáticas

Mesa 24. Sala 4
Géneros sexuales y literatura

Laura Arnés. “La voz de la abyección. Lesbianismo y monstruosidad en Monte de
Venus (Roffé)
María Isabel Crubellier. “El cuerpo sin comunidad en la textualidad de Griselda
Gambaro
Silvia Jurovietzky. “Lobo estàs? (Sobre Los papeles salvajes de Marosa Di Giorgio)”
Coordina: Silvia Jurovietzky


Mesa 25, Sala 1
Monstruos: genealogía e historia VI

Rodrigo Cabrera.” La ‘circulación ritual’ hacia el Kurnugi. La semántica del descenso y
la inmolación de Inanna
Silvana Fantecchi. “El simbolismo del tekenu en la procesión funeraria”
Rodrigo Núñez. “La doble modalidad de lo ajeno. Forma de acceso del difunto al Más
Allá y participación de un ser monstruoso: Amit”
Santiago Francisco Peña.” Las horas de las bestias. Invasiones demoníacas y rivalidad
confesional en la Europa tempranomoderna”
Coordina: Alejandro Morín


Mesa 26. Sala 3
Representaciones estéticas VIII: Roma

Julieta Cardigni. “a construcción del otro en las lecturas ejemplares de Servio
(Comentarii in Aeneidam)”
Florencia Jimena Meardi y Ulises Romero. “Traducción y literalidad de los monstruos
clásicos"
Martín Pozzi. “Los verdaderos monstruos de la naturaleza: cuerpos, volcanes y
fantasmas en el Etna”
Maricel Vanina Radiminski. “Videt totumque inquirit in orbem: la figura de la Fama
como agente de control en Ovidio. Metamorfosis. XII.39-63"
Coordina Martín Pozzi


Mesa 27. Sala 2
Estética y política II


Laura Cilento. Monstruos de la literatura popular: el bestiario de Caras y Caretas (1900-
1910)
Pilar de León. “Cuando los ogros se callaban. un testimonio de la dictadura en Cuentos
de hadas de Raquel Diana”
Marcelo Méndez. “Jorge Asís, inventor del menemismo”
Jessica Tamietti de Almeida. “Os monstros/criminosos em Gota d’água: proposta de
leitura a partir da obra de Foucault”
Coordina: Laura Cilento


12.00 a 14.00.

Sala 1. Curso
“Los monstruos en la encrucijada de la antropología odiseica” Prof. Alicia M.
Atienza
Segunda reunión


Mesas temáticas

Mesa 28. Sala 3
Violencia, cuerpos y política IV


José Amícola. “Elogio de la monstruosidad. Reflexiones sobre una novela de Copi”
Isabel Quintana. “Cohesión y desintegración en paisajes futuristas”
Andrea Torrano “La máquina antropológica vs la máquina teratológica"
Carlos Walker. “Flores de Mario Bellatin: anomalía y grotesco”
Coordina: Isabel Quintana


Mesa 29. Sala 4
Estética y política III


Mariana Blanco. Los alcances de una representación estética de la monstruosidad en el
drama británico de los años ’90. El escenario devastado de Sarah Kane.
Tania Diz: “¿Cuándo nacerá la mujer que venza al monstruo y lo rompa?”. Variaciones
de la masculinidad monstruosa en Arlt”
Claudia Pérez: “Tiempo y monstruo”: una figuración proustiana”
Carlos Alfredo Rossi Elgue. “La representación de lo monstruoso en la figura literaria
de Lope de Aguirre”
Juan Diego Vila: “‘Era hermafrodito y muy formados los dos naturales sexos’: Género
y afiliación portentosa en el Guzmán de Alfarache”
Coordina: Tania Diz


Mesa 30. Sala 2
Estética y política I


Pablo Ansolabehere. “Pampa gótica: el origen del terror en la literatura argentina”
Silvia Ferreiro y Tatiana Guevara. “Uso de lo fantástico en la representación de lo
político (1946-1955)”
Patricio Fontana. “Sarmiento y sus monstruos biográficos”
Mauro Vallejo. "La saturación de mismidad: lo monstruoso. Una lectura de la teoría de
la degeneración de Morel”
Coordina: Patricio Fontana


14.00 a 16.00 Brindis y almuerzo

16.00 Conferencia de cierre
Luisa Valenzuela


Comité Organizador
Elisabeth Caballero de del Sastre, Nora Domínguez, Ana Laura Martin, Jimena
Palacios, Valeria Pita, Elsa Rodriguez Cidre, Alicia Schniebs, Marcela Suárez
Asistentes:
Ana Verónica Ferrari, Ivana Otero, Vanessa Soledad Cuccia.



Organiza:
Instituto Interdisciplinario de Estudios de Género
Facultad de Filosofía y Letras
Universidad de Buenos Aires
Puán 480, 4to piso, oficina 417
1406 Ciudad de Buenos Aires
Teléfonos: 4432-0606, internos 205 y 161
iiege @filo.uba.ar
jornadasmonstruos2010@gmail.com

viernes, 15 de octubre de 2010

Cuestión de bolas

¿Por qué a algunas mujeres les cuesta dormirse?


Nunca te preguntaste ¿cómo funciona el cerebro de una mujer?
Bueno ... finalmente aquí está explicado con una ilustración fácil de entender:











Cada bolita azul, representa un pensamiento de alguna cosa que debe ser hecha, una idea, o un problema.

¡PERO TOOODO AL MISMO TIEMPO!


El hombre sólo tiene 2 bolas en donde se concentran todos sus pensamientos..... al acostarse sólo tienen que rascárselas y.... a dormir se ha dicho!!!

Vieja Kush




Èsta y todas las imágenes anteriores sobre Los días del venado fueron tomadas del blog El Arte de Los Confines (ver link en columna de la derecha) descubierto y compartido en feis por mis aumnitos mientras hacían su maravillosa evaluación domiciliaria (Una de las grandes alegrías de la docencia: Proponer un libro y que cada estudiante decida seguir la saga o buscar la peli o los dibujos)

Drimus

Thungur

La sombra

Kupuca

Los lulus

Dunkancellin

Lunes por la madrugada...

Yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor...