miércoles, 26 de enero de 2011

Paola Tinoco, escritora mexicana



Paola Tinoco por Daniel Mordzinski



26/01/2011
Entrevista a Paola Tinoco
Por Matías F.

Hace algunos días me encontré con la escritora mexicana Paola Tinoco. La charla tuvo lugar en un bar de Palermo. Un bar que ella, cuando llegó a la ciudad, días atrás, conoció con un nombre y cuando la acompañé ya tenía otro.

Oficios ejemplares (Páginas de espuma, 2010) es su primer libro y da cuenta de una ciudad que también cambia todo el tiempo, gracias a las personas que tienen sus necesidades insatisfechas, ya sea económicas, ya sea de las otras. Hablamos un poquito sobre los personajes de sus cuentos, sobre el oficio de escribir, sobre México y sobre Buenos Aires. Paola también trabaja en la industria editorial mexicana por lo que la reflexión sobre el libro se convirtió en inevitable



¿Por qué son oficios ejemplares?

Porque no son ejemplares, es una ironía. Pensaba en una frase que creo aquí también existe “el trabajo dignifica al hombre”. Más bien en países de crisis como pueden ser México, Argentina, Colombia o Venezuela, pues en realidad el trabajo no tiene nada de edificante, nada de ejemplar, pero pone el pan en la mesa. Iba por ahí la cosa.

Algunos personajes son escritores. ¿Qué tiene de particular el oficio de escritor como para reflexionar sobre él?

Creo que no pude evitar reflejar un poco del universo en el que yo trabajo, me muevo y en el que soy muy feliz, los trabajos de escritores, editores y jefes de prensa. Yo misma he trabajado ocho años como jefa de prensa. Aunque en realidad creo que el escritor que está en el cuento podría ser cualquier hombre.

¿Sos lectora de cuentos, conocés cuentistas argentinos?

Me encanta el género y conozco, de los más recientes a Samanta Schweblin, Pedro Mairal y ahora me llevo los cuentos de Fogwill. No es “reciente” pero es lo más nuevo que tengo. Y bueno, también los clásicos, claro: Cortázar, Borges, Bioy Casáres, de mis favoritos y de los primeros cuentos que leí en mi vida.

¿Los escritores y los lectores pasan de un estado placentero a la adicción?

En realidad ese es un deseo oculto que quisiera que sucediera porque donde trabajo tenemos una bodega [o depósito] muy grande de libros como la que describo en el cuento. Veo a los bodegueros allí que irrespetuosamente ponen sus vasos encima de los libros y digo “cómo me gustaría que estos canallas un día se enviciaran con la lectura y dejaran de hacer esas cosas”.

En uno de los cuentos, no sé si será autobiográfico hay una jefa de prensa. ¿Cómo se siente estar del otro lado, del de autor?

Se siente raro. Pensé que no me iba a afectar nada porque esto es algo que he visto todo el tiempo, es casi natural para mí. Pero sí hay algo que se mueve, tengo que decirlo. Es como llegar al final de una carrera, como cuando terminas la universidad y sientes que ya, llegaste a lo último. He trabajado como correctora de estilo, he sido editora, jefa de prensa, promotora de libros, he estado en toda la cadena. Trabajo con libreros y a veces hago negociaciones para hacer coediciones con las editoriales españolas. Entonces llegar hasta el eslabón de escribir el libro, publicarlo y trabajar en este lado, incluso dar entrevistas, es una cosa muy curiosa.

¿Dijiste “voy a escribir un libro” o simplemente escribías y eso decantó en un libro?

No, ya escribía hace mucho tiempo. Mi formación es de socióloga, entonces ya tenía el gusanillo de escribir crónicas sobre la Ciudad de México desde que salí a hacer mi tarea de observadora no participante: salías, mirabas algún aspecto social que te interesara y luego lo escribías y hacías un ensayo para la tarea. Yo me enfoqué en los empleos informales que hay en México, como ahora veo también aquí, pero creo que en México está peor. Te encuentras tienditas ambulantes de personas que se cuelgan en el pecho toda la tienda y van pasando por las calles vendiendo desde cigarros o condones hasta pañales para el bebé.

Me llamó mucho la atención todo eso y decidí empezar a escribirlas. Después salió una revista que se llamaba DF y era toda sobre la Ciudad de México. Ahí me dieron un espacio para escribir las crónicas. Había casos tan especiales que me parecía que tenían que terminar siendo cuentos. Algunas de esas crónicas las tomé y las transformé en cuentos, tres de ellas están en el libro y los otros cuentos fueron apareciendo como parte del proyecto. Esas tres crónicas se las enseñé a Ricardo Píglia un día en que íbamos en un taxi -yo trabajaba con él cuando iba a México- primero se partió de risa y luego me dijo que tendrían que ser un libro. Hasta ese momento no pensé que podía ser, después pensé que a lo mejor me lo estaba diciendo de broma pero por sí o por no yo ya me puse a escribirlo y quedé contenta con el resultado.

¿Cuáles son esos trabajos que, ahora que conocés Buenos Aires, crees que podrían convertirse en otros cuentos?

Vi muchas cosas, empleos y cosas muy asquerosas. Vi a una persona que recoge los animales muertos aquí en Palermo. Se veía que era como un trabajo de limpieza, pero él no se llevaba ni las bolsas de basura ni limpiaba otra cosa. Se llevaba las palomas que han sido arrolladas o algún otro bichito que pudiera haber caído por ahí, debajo de las ruedas de un coche. Pensé “uy, si eso es un trabajo tiene que ser espantoso”. Tenía uniforme y había bolsas de basura, pero él solo se llevaba los animales muertos.

Oficios ejemplares se editó primero en España. ¿Fue intencional o simplemente llegó la oportunidad?

Casi igual que pasó con Piglia. Ya tenía el libro armado pero no tenía ninguna prisa por publicarlo. En alguna ocasión, hablando con Juan Casamayor, el director de Páginas de Espuma, me dijo que sabía que yo había escrito cosas en la Revista DF y le dije “ah sí, tengo unos cuentos” él me dijo “cuentos, quiero verlos”. Es un fanático de los cuentos; me hizo firmar un contrato en una servilleta, yo pensé que era de broma pero después lo hizo valer y se lo quedó, lo cual no está tan divertido porque todavía no hablamos de dinero, pero está bien.

¿Me contás de esa México que te permitió escribir el libro?

Es un lugar con una variedad tremenda, racial incluso. La chica con la que estoy viajando ahora, que viene conmigo, es sudafricana prácticamente: muy blanca, ojos azules y todo, pero acá todo el mundo le habla en inglés pero es mexicanísima, come picante y toma tequila. Gente como ella hay un montón, no todo el mundo es como yo. Es un lugar muy rico y muy pobre, parece que la parte del medio nos la comimos todos y ya no existe.

¿Desigualdad?

Mucha desigualdad, pero también muchas oportunidades y la gente parece a veces no quererlo ver, es muy perezosa. Ahí está esa facción que yo he tratado de resaltar un poco en el libro que es la que se vuelve creativa cuando no tiene dinero. Por ejemplo, allá tenemos una zona que es como Palermo que se llama La condesa. Es muy bonita: restaurantes, cafetines, bares, etc. Allí de pronto llegó un ejército de personas desempleadas con un trapito rojo, que te ayudan a estacionar el coche.

Son furor acá, les decimos “trapitos”.

Allá se llaman “viene viene”, porque de pronto aparece alguien al lado de tu coche y te dice “viene, viene, viene” y tu dices “qué, cómo que viene”. Pues sí, que vayas echando el coche para atrás para que te acomodes y ya por eso te cobran un dinero. Luego se volvieron unos gandules porque resulta que si no permites que ellos te cuiden el coche, cuando vuelves ya te lo rayaron o le hicieron algo.

Están esas cosas pero también hay otras muchas más agradables. De hecho quizás es una razón por la que viene mucha gente de Latinoamérica. Tenemos un montón de colombianos, venezolanos y ahora muchos argentinos. Incluso disfrutamos de muchas parrillas gracias a los que se van para allá. Digo disfrutamos porque a mi me encantan, pero no son tan buenas como aquí.

Tengo varios compañeros de trabajo: diseñadores, correctores, lectores, que tienen entre 22 y 30 años y son los que están llegando ahorita a trabajar al ámbito editorial, a revistas y periódicos.

Es un país también violento en este momento. Estamos pasando por un momento muy triste porque tenemos un presidente de derecha que decidió que iba a echar al narcotráfico y en lugar de que suceda así parece que el narco lo va a echar a él. Pero creo que al final el pueblo se está levantando porque no nos han tirado, ahí seguimos.

¿Hay una literatura del narco que está apareciendo?

En México ha estado poniéndose más atención a lo que hacen escritores como Elmer Mendoza que ya escribía del narco antes de que esto sucediera pero ahora más. Ya lleva tres novelas al hilo en las que esto es el tema y ganó el premio Tusquets con una novela así que se llama Balas de plata hace dos años. Y Yuri Herrera, un escritor que ahora le están poniendo mucha atención que está editado por Periférica, una editorial chiquita e independiente española que ya se vende en Buenos Aires. Está otro chico en Anagrama que se llama Juan Pablo Villalobos y tiene una novela muy chiquita que se llama Fiesta en la madriguera y cuenta una historia de narcotráfico pero a través de un niño de 10 años. No es la clásica historia sangrienta, es el hijo de un narco que vive encerrado porque su padre tiene que protegerlo. Narra el día a día de él, creo que es una historia muy padre.

Acá en Argentina se convirtió en un lugar común escribir sobre la dictadura pero todavía no se hace humor con eso. ¿Hay algún desafío o compromiso cuando escribe sobre el narco, una condición que se imponga al escritor?

Yo creo que no, no están tratando de mostrar nada. Ellos escriben de eso pero les parece que es así. Por ejemplo, a lo que hablábamos hace un momento, respondería que no, que no hay una literatura del narco, ni una especial a la narco-novela porque tampoco son tantos los escritores. Hay muchos que hablan del norte y este problema siempre ha existido en el norte de México. Ni ellos están comprometidos a denunciar nada ni hay nada especial en ellos ni yo intenté denunciar nada, solamente es algo que de pronto te causa curiosidad. Si piensas en el narco, piensas también en mucha gente que hay alrededor de ellos.


Tomado de http://www.hablandodelasunto.com.ar/?p=7521&isalt=0&cpage=1#comment-37061

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