domingo, 16 de enero de 2011

Quiero Lagarto de Komodo, quiero Dragón

Publicidad subliminal

El cruce de mi velocidad de zapping
Con el fin de un programa
En National Geographic Channel
Me hizo ver apenas un cuadro de los 24 o 25
por segundo.
Y ni tocó mi conciencia, pero lo vi.
Lo sé porque ahora sólo quiero
Lagarto de Komodo

Quiero Lagarto de Komodo,
Quiero Lagarto de Komodo.
Y lo quiero todo el tiempo.
No lo quiero una vigésimo cuarta parte de segundo
Ni una vigésimo cuarta parte de lagarto.
Lo quiero siempre.
¿Y para qué lo quiero?

Lo quiero para tenerlo, para comerlo,
Lo quiero para consumir. No me importa
La naturalidad de su producción.
Quiero Lagarto de Komodo, quiero Dragón.
Lo quiero para comprarlo, porque esa imagen
Que asaltó mi subconsciente
Se convirtió en vicio y dependencia.
Lo metieron en el cerebro sin que me diera cuenta.
Y empezó a comerlo por adentro, a consumirlo y enajenarlo.

Fue un Product Placement totalmente involuntario.
Mi conciencia no lo vio.
Sólo el deseo, porque es más veloz
Que la velocidad de la luz.

Ahora: Lagarto de Komodo es mi única felicidad.
Y tengo, porque no tengo Lagarto, síndrome de abstinencia:
Si no hay lagarto de Komodo (o por lo menos su jugo para tomar)
No quiero nada.
Prefiero morir en una isla perdida
Tirado mirando la luz del sol,
Esperando las bestias carroñeras que me rompan en pedazos
Y me deglutan instintivamente.


©Ariel Schettini

2 comentarios:

GL dijo...

lo quiero probar! que original trabajo!

Paula Irupé Salmoiraghi dijo...

Sisisi, en la red hay y tiene un libro sobre teoría de la poesía ¿Lo conocés? El tesoro de la lengua

Lunes por la madrugada...

Yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor...