sábado, 4 de mayo de 2013

Como quien nombra en la noche su casa

Dos de amor de Daniel Freidemberg


DE TUS COSTADOS NO NACIÓ EL AMOR, MI AMOR...


De tus costados no nació el
amor, mi amor,
sino ahí fui a dar
como quien nombra en la noche su casa,

y no empezaba nada, en realidad, ni yo a
decir verdad, llegaba
sino algo en mí que en tu estar se juntó,
ahí duros en la guerra de vivir, y a los pedazos
por donde todavía te andaré a buscar
como en la noche con la lámpara

y estás
igual que la noche y la lámpara
hecha de todo lo callado
y todo lo que no aprendo a nombrar
y lo que, al hacer amor, hago

para que como el agua sea el amor
que en su venir se vaya
ahora y cuando entera te extendés
como el presente entre las sábanas
y es el presente que celebro, no lo puedo creer.




HACER QUE ESTÉS, QUE LENTA VAYAS...

Hacer que estés,
hacer que lenta vayas
creándote a
tu semejanza. Dar
la exactitud de
lo que es vos. Entrar
libre de todo rastro de alma en
lo creado y salten
en medio de todos los cielos los astros. Sea
entre los hechos que se juntan mi casa.
Hacer mi casa. Ser
el que ahora está acá.
Bajo la noche, lentamente, cuando todo se vaya, mirar
tu forma en el fondo,
mansa en el mar del mundo en sombra, ser en ella el mundo.

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Lunes por la madrugada...

Yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor...