miércoles, 8 de enero de 2014

Lo fantástico no es un género

LA MIRADA FANTÁSTICA


Rafael Villegas



Se suele suponer que lo fantástico es un género, como si las novelas de Harry Potter y A Song of Ice and Fire compartieran las convenciones, estrategias e intenciones de los cuentos de Jorge Luis Borges, Julio Cortázar y Juan José Arreola; como si fueran lo mismo los jázaros de Milorad Pavić y los hobbits de J. R. R. Tolkien. No son lo mismo porque lo fantástico no es un género, sino una mirada. Pero es ahí, precisamente en la mirada, donde se puede plantear el vínculo a veces no tan evidente entre el catálogo de monstruos de Guillermo del Toro, las ciudades de Italo Calvino, China Miéville y François Schuiten, el revisionismo superheróico de Alan Moore, el ejercicio metaficcional de un especial de “Treehouse of Horror” de Los Simpson, la exploración de los sueños de Jan Švankmajer y Neil Gaiman, el “naufragio” enrarecido de la burguesía de Luis Buñuel, la concepción de la infancia como misterio de Naoki Urasawa, la discursividad del subconsciente de Leonora Carrington y Remedios Varo, el organicismo imposible de Antoni Gaudí, el tiempo que se muerde a sí mismo de David Mitchell, las ucronías políticas de Ken Levine, la teoría-ficción de Reza Negarestani, la pintura mágica de los aborígenes australianos, los grandes relatos mitológicos de los orígenes, todos los textos proféticos incumplidos. Un listado inabarcable, tan amplio como la historia humana, que da fe de una mirada específica, pero a la vez cambiante, siempre dependiente de las condiciones históricas de producción o, mejor dicho, del horizonte histórico de imaginación. No se imagina sólo porque sí y a partir de la nada.

Más que reconocimiento, la mirada fantástica plantea un extrañamiento del mundo y de la realidad, capacidad exclusiva de la especie humana. Recurso y uso peculiar de la imaginación, lo fantástico nos permite ver no sólo lo que está ahí. La mirada fantástica es sólo una forma de la imaginación, no su equivalente. Imaginamos (organizamos a partir de imágenes, ideas, conceptos, datos sensibles) lo que existe, pero también lo que no. Cuando imaginamos lo imposible, lo inexistente, lo invisible, entonces ponemos en marcha la mirada fantástica. Lo fantástico es un modo de acceder a la realidad, porque la realidad no es lo que existe, sino aquello de lo que podemos hacer una imagen mental y, por consecuencia, una representación material. La mirada fantástica va más allá de género y subgénero, atraviesa cada lenguaje, es transversal al discurso, creativo o no. Lo fantástico es un modo de pensar.




Ver http://www.tierraadentro.conaculta.gob.mx/los-subgeneros-y-la-mirada-fantastica/

No hay comentarios:

Lunes por la madrugada...

Yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor...