miércoles, 19 de febrero de 2014

¿Cuán atroz puede ser?

Exhibición de atrocidades



Laura Wittner





Alguien pescó, cortó y dejó

en la orilla esta cabeza de pescado

unida simplemente a su intestino.

La veo y siento mi propia cabeza

cómo se continúa en la garganta

y más allá. Con el mar hasta el culo

se besa la pareja enamorada.

La joven pareja enamorada.

También estuve ahí, sí, claro,

¿quién no? Una mujer sin pelo

entra al agua con determinación.

Apelmazado de sal un perro suelto

olisquea por sorpresa la entrepierna

de una chica en bikini: “¡Salí,

perro de mierda!” (cito textual). Si tres

granos de arena secos son capaces

sobre la roca, al viento, de variar

en dibujos infinitos, ¿cuán atroz

puede ser la variación de esta escultura

que en arena dura y húmeda sugiere

un castillo, un torso femenino,

unas montañas, un circo, una frontera?

¿Qué se arrasa por dentro de los moldes

y convulsiona y en lo químico muta

mientras una tan campante veranea?

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Lunes por la madrugada...

Yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor...