martes, 11 de febrero de 2014

Sueño con casas, botas y amorcito

A veces lloro porque tengo miedo de tener que mudarme, de tener que dejar esta casa que alquilo pero quiero tanto y arreglé tanto y mi jardín y mis árboles y todo. Pero anoche soñé con otra casa, más grande, más linda, parecida pero otra. Y no es la primera vez que sueño con "mis" otras casas. A lo mejor hay alguna en el futuro que me está destinada.

Está ésa que a veces he creído (¿en sueños o despierta?) que realmente fue mía una vez: la que tiene en el fondo como una gran pecera humana, ese gran living-comedor con vidrios en todos los costados y en el techo, llena de plantas, que parece bajo el mar.

La de anoche era más cerrada pero linda. Tenía muchos cuartos. No era mía sino de un chico del que yo estaba enamorada. Yo le decía que él tenía que buscarse una novia más joven para poder tener hijos. Él me decía que me amaba y que no podía tener hijos porque tenía sida. Éramos felices los dos. A la mañana siguiente yo me despertaba en su casa, me avergonzaba un poco de haber seguido durmiendo mientras él se iba. Espiaba su fondo de pantalla casi infantil y me sentaba en una cama a buscar mis botas para vestirme. Había muchos pares debajo de la cama, todos míos, tenía que buscar dos iguales. Aparecía una "tía mía" (que tenía cara desconocida) y yo trataba de explicarle que estaba allí por él. Todo estaba bien, todo era bueno para todos.

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Lunes por la madrugada...

Yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor...