martes, 18 de marzo de 2014

La íntima, infinita vileza del entramado social

Lo perverso del mecanismo de hostigamiento al “maricón” reside en que, como es demasiado fácil ejercer violencia sobre el débil -tanto más cuanto que el propio grupo le ha impedido desarrollar su fuerza-, quien lo agrede demuestra menos su masculinidad que la íntima, infinita vileza del entramado social. Y por eso la violencia contra el maricón se reitera cotidiana, incesantemente, en pos de esa demostración imposible; causando en sus víctimas daños de por vida sobre los que la sociedad de hoy, al fin, parece al fin abrir los ojos. Daños para los que, durante siglos, casi no ha habido otra salida que la lectura.



Leopoldo Brizuela

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Lunes por la madrugada...

Yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor...