miércoles, 14 de mayo de 2014

Masacre de Rincón Bomba

13 de mayo de 2014 » Pueblos originarios
Murió Seecholé: La abuela pilagá que reveló el secreto más secreto

Murió una de las mujeres que en 1947 sobrevivió a la “Masacre de Rincón Bomba”, en la que fueron asesinados por oficiales de la Gendarmería Nacional cientos de originarios pilagá,tras una verdadera cacería humana que duró veinte días. El recuerdo de Valeria Mapelman. Por Liliana Giambelluca. Foto: Georgina Barreiro
Por ANRed- E (redaccion@anred.org)



Norma Navarrete, Seecholé entre sus pares, era una sobreviviente de la “Masacre de Rincón Bomba” y falleció el 8 de mayo último. Quién sino Valeria Mapelman pudo dar la triste noticia. Poco a poco, los hombres y mujeres que entrevistó para su documental se están muriendo “sin ver justicia, ni resarcimiento por los crímenes que se cometieron”, dice a esta cronista.
En el paraje formoseño Rincón Bomba, cerca de Las Lomitas, entre el 10 y 30 de octubre de 1947, fueron exterminados originarios pilagá de todas las edades por oficiales de la Gendarmería Nacional. Los uniformados no se detuvieron ante mujeres, niños, ancianos y hombres del pueblo. Se habla de 600 vidas, pero el número aún es incierto porque también hubo desaparecidos y desterrados. El hecho se conoce con el nombre de “Masacre de Rincón Bomba” o “Genocidio pilagá”.
Como en todos los ataques a los pueblos originarios, la visión etnocéntrica y el odio racial del poder dominante desataron la cacería de los aborígenes,a lo largo de cien kilómetros cuadrados de territorio ancestral. De la noche a la mañana, las expresiones culturales de los pilagá fueron entendidas como el preludio de un malón desquiciado que marcharía hacia la ciudad para atacar a los blancos.
“Un genocidio que el Estado argentino se niega a reconocer y a reparar”, dice Mapelman, quien dirigió el documental “Octubre Pilagá, relatos sobre el silencio”. A no ser por esta tarea que le demandó cuatro años, los ancianos de Rincón Bomba no hubiesen podido hacer pública la persecución, el terror y el destierro que sufrieron.
Por entonces, el gobierno de Juan Domingo Perón tampoco se hizo cargo de la masiva matanza ocasionada por la Gendarmería Nacional. Acaso porque Perón era militar y había sido elegido presidente de la Nación por beneficiar a la clase trabajadora y enarbolar las banderas de los más humildes.
El primer día de la masacre, Seecholé escapó de los tiros junto a un grupo de personas, pero dos días más tarde fueron capturados. Su testimonio acerca de la violación de jóvenes por parte de miembros de la Gendarmería, revela que fue un hecho“sistemático que ella se atrevió a contar. Fue una mujer muy valiente que lamentablemente murió sin ver justicia, ni resarcimiento por los crímenes que se cometieron”, dice Valeria Mapelman.
Cuando el documental se proyectó en Las Lomitas, fue importante la concurrencia de originarios pilagá, wichí y qom -recuerda Mapelman-, y todos quedaron conmocionados con el testimonio de Seecholé: “muchas mujeres reaccionaron y se acercaron a contar que sus madres y sus abuelas también habían sido violadas, que esos hechos eran los más ocultos, los más secretos, y que no sólo dolían profundamente a las mujeres sino también a los hombres que no habían podido evitarlos”.
Seecholé hizo público lo que nadie se atrevió a contar. Fue “la abuela que reveló el secreto más secreto -agrega la documentalista-. Su voz atravesó el tiempo, la barrera de los idiomas y quebró el silencio”.



Liliana Giambelluca
Foto: Georgina Barreiro



Tomado de http://www.anred.org/spip.php?article7700

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