jueves, 23 de octubre de 2014

Epifanía duradera de tu propio yo

:: POESÍA ::

Poesía y finanzas. Volumen IV


27-08-2013 | 

Los poemas de agosto están seleccionados por Marina Mariasch. En esta cuarta entrega presenta “La estación que está al borde del camino donde cantan los pocoyos”, de Noe Vera.

Seleccionado por Marina Mariasch.

Entre nosotros, todo se concentra sobre lo espiritual, nos hemos vuelto pobres para llegar a ser ricos, es la frase atribuida a Hölderlin de la que habla Heidegger en “La pobreza”.
Vender los libros, ¿es deshacerse de un bien material o de un bien simbólico? En este poema vender un libro de otro es despojarse de todo, entrar en la indigencia, quedarse completamente desnuda, recibir una suma que, sea cual sea, es “igual a nada”. Es el fin.
Hölderlin, sigue Heidegger, habla también de necesidad, algo que se eleva por encima del funcionamiento mecánico con lo que lo rodea. La palabra en juego es desamparo, dice Lacoue-Labarthe: “en el sentido más prosaicamente económico: necesidad, indigencia, inopia, penuria, miseria, y hasta escasez.” La pobreza, como “asunto propio”, pero también “en el sentido en que la economía política se apoderó del término como antónimo de la riqueza”. El capital que aquí se acumula es el afectivo. Bien ganancial que combustiona al poema.

*

La estación que está al borde del camino donde cantan los pocoyos



Por Noe Vera.



Hubo una vez un rapto de amorodio
que agarré como la gripe del primer invierno.
Me puse la bufanda, los guantes, el tapado,
y salí a patear hacia adelante el frío del parque
donde quise ir a vender tu libro.
Me dieron una suma igual a nada
y cuando todo terminó
pude sentarme en una esquina,
INMUNE, casi al desnudo
abrazando mis rodillas.
Al mío no había otra que quemarlo,
encontré el árbol perfecto.
Ya no hay palabras que nos unan
pero así es mejor.
Lo que me gusta de vos es el cariño
que tenés adentro como un cáncer por tus enemigos.
Eso crece, epifanía duradera de tu propio yo.



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