sábado, 29 de noviembre de 2014

Elogio de la lentitud

Girar lentamente en la cama, esperar un rato más, abrir un solo ojo, cerrarlo, abrir el otro. Sacar, quizás, una pierna de debajo de la sábana, tantear las ojotas al pie de la cama, ir al baño, mirarse, sonreirse, lavarse, no peinarse, quedarse hermosos minutos sentada en el inodoro. Ir hasta la cocina, poner la pava, abrir el fondo, mirar, mirar, mirar, comerse dos frambuesas, cinco almendras, una banana. Mate con pan dulce Don Satur y encender la compu, que ande lenta, hoy no importa.

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Lunes por la madrugada...

Yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor...