martes, 24 de febrero de 2015

Los procedimientos sin la angustia

Leo análisis de la obra de Saer, incluso reportaje al mismo Saer, en los que se destaca la genialidad de sus procedimientos, la experimentación con la materia narrativa y descriptiva, con las voces. ¿Y la angustia? ¿Por qué nadie analiza la angustia de que siempre se narre lo mismo porque no puede llegarse nunca a narrarlo? ¿Y la desesperación que causa cada objeto mínimo, cada gesto cotidiano, cada lugar del que no se sale, en el que la voz permanece y gira y enloquece?
¿Cómo puede alguien decir que ese cuento de hadas que leemos en medio de El limonero real es un cuento para que los niños duermen? ¿Y la monstruosidad de que esa vida única y tremendamente dolorosa, la vida de Wenceslao, sea transformable en un cuento maravilloso con final feliz y didáctico? ¿Y el dolor infinito de Wenceslao y su mujer para el cual no existe procedimiento linguísitico posible?

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Lunes por la madrugada...

Yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor...