sábado, 25 de julio de 2015

Cosas que me salvan y cosas que me enferman

Estoy inestable. Y lo peor es que no me tengo paciencia, que me exijo estar bien y no me perdono las flaquezas. De repente extraño al idiota y al minuto me vuelve todo el odio que tanto necesito para alejarme. De repente, como hace dos segundos, me agarra taquicardia porque pienso en llamarlo, en preguntarle cómo está (y a mí qué me importa cómo está el HDP si siempre está igual de pelotudo). Un post como el que pego en la próxima entrada me devuelve a mi centro: mi vida no tiene nada nada pero nada que ver con Gustavo.

No hay comentarios:

Lunes por la madrugada...

Yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor...