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(sin título) por DELFINA SAEZ
22/8/15
1. De una rama de un árbol en el Delta del Tigre, a 30.16 cm de la unión con el tronco, empieza a crecer otra rama.
2. En un salón de restaurant vacío, D llega del trabajo y se sienta a llorar en una mesa.
24/9/15
1. Sobre una pared de la casa de la isla, una enredadera se trepa, guiada por coordenadas perfectas.
2. D desayuna una chocolatada mientras empieza a formar los primeros pensamientos acerca de la mudanza que acaba de decidir llevar a cabo.
26/10/15
1. Sobre el tronco de ur árbol, comienza a formarse un hongo. Lo que necesita para crecer es exactamente lo que el árbol le puede dar.
2. D y P leen el diario íntimo de una mujer que estaba tirado en la calle, se ríen, sufren, dibujan y comprenden un poquito más a la humanidad.
3/11/15
1. Amanece en la isla y nadie se atrevería a cuestionar la perfección de las distancias entre cada hoja de cada rama de cada árbol.
2. D se despierta por primera vez en su casa, abrazada a su gatito, con el sol en la cara y sonríe.
18/12/15
1. Un hongo y un alga y el tronco húmedo de un árbol joven se encuentran en la isla. Nace un liquen sobre la corteza.
2. El cuerpo de D estalla de ácido y placer en un recital.
8/1/15
1. Miles de camalotes invaden el río en el Delta.
2. G llega por primera vez a la casa de D. Pasan las siguientes 36 horas juntos en un estallido de conexión humana.
6/2/15
1.2. Un grupo de personas se propone ser consciente de la escencia de la isla.
1.2. D y G están abrazados en el río, anochece y el agua los acaricia con la misma armonía perfecta que decide las formas de las hojas.
"Fundación mítica del Delta Tigre" por JUAN PAPASIDERO
Como nervaduras de anchura mortajada
acicalando un festín de aguas lóbregas
reverbera transparencia ...
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Paula Irupé Salmoiraghi
"Fundación mítica del Delta Tigre" por JUAN PAPASIDERO
Como nervaduras de anchura mortajada
acicalando un festín de aguas lóbregas
reverbera transparencia
de cotidianidad ya muy antigua
el desorden amansado de tus brasas bárbaras
que de raíz subacuática
de barros altisonantes
de anfibia existencia halógena
exaspera en un colchón de movimientos parcos
abre serpientes trazos de tenaz camino
como caídas de la voluntad
para revolcarse en tu signo de luna empantanada
pues vegetan y vegetan
alocados de tanto cielo ileso
ejércitos de largo estalle verde
y su altura es la primera
y su color el señalado
ya que entreveran de tanta mismidad insondable
los pasos iracundos con que al gravitar se crece
el origen cerca tus cauces de ceguera litoraleña
impartiendo arranques en la vida que comienza
porque hay despliegue de criaturas en los cimientos del barro
la tierra / una bastedad de navíos flotantes
rechina como un acordeonado matorral de seres en arrastre
y poco a poco amanecen como engendro del mugido
las fieras en desfile de galope terciopelo;
el universo es una infinita telaraña vuelta río
caído como fluvial galaxia de vida
de todo mapa jamás navegado
de cada ubicuidad jamás sentida
I
Fue entonces la lluvia de éxodos
el primer crepúsculo de las canoas
el aviste sin término de aguas espectrales
y humedales ámbitos de paz enrarecida
cuando todo aún era demasiado reciente
el mundo tan sólo extensiones sin nombre
fue entonces que el río
desvelado de tanta sabiduría omnisciente
atracó humanos destinos
a su espesa red de islas taciturnas
para llenarse las aguas
de naciones sin frontera
de aldeas imbatibles
de genealogías impolutas
de hijos que se vuelven padres
de canoas cual camalotes
de cultivos que irrigan esperanza
de lanzas que no treguan
de humanidades que resisten
porque cuerpos danzan en su pelea
de aguerrido no morir
empuñan filos en los márgenes de su tesoro origen
porque guardianes sapucay
porque custodios de la estirpe
juraron nunca la llama ver extinguir
ni la sangre ni la leyenda ni la aurora
jamás nunca de los abuelos el país
II
Fue quizás el enredo de los vientos
la desidia agitando los mares
la catástrofe adentrándose en cada brújula
que cayeron de los fatídicos trópicos
como bandada de ávidos seres rapaces
que de apretados calores antillanos
cayeron en su vuelo oceánico
de promesas inconmensurables
de ambiciones extraplanetarias
de astrísimos deseos metalúrgicos
y hundieron sus marineras penas
sus atestados galeones apátridos
en los impronunciables nombres
en las innumerables tristezas futuras
en los inmemoriales rincones del que fue será
un universo de puñados terrestres
una apretada atadura de aguas
de ríos que se arroyan
de arroyos que imperan cual bastos ríos
de espesuras magias hondas
de magnitudes poco legibles
de agraciados desbordes incontrolables
de fluviales remansos tras la nostalgia
III
Y su latir no fue de paz
en la sangre revolcaron sus espadas
sus armaduras vueltas cuerpo
porque latosos resonaron sus vacíos yelmos
a cada olvido de la carne
a cada filo atravesado
a cada muerte una
porque en su desvelo de viejo continente empobrecido
su deber cívico sopeso cualquier precio
y abrieron fuego
incluso hasta ya muy adentrada la muerte
volvieron a reabrir el fuego
la consigna no fue otra que imponer
clavar en cielo al reinado del olvido
dibujar extinciones jamás conocidas
porque finalmente el destino fue inundar
adornar de multitudes sangres todos los esteros del paisaje
colgar muertes sucias en cada árbol
calar de vil astucia cada vocablo pisoteado
hasta que la sangre fue unidad en la medida
hasta que su olor asfixio todo pasado vestigio
hasta que su caudal crepitó angustioso de dolor
hasta que su potencia soluble rebalsó
y se hizo grieta / espanto / mas luego raíz
trepó sola / se esparció
como soledad antigua abrió su camino
como lava se insemino ya muy densa
ya muy urgida de tanta nada
y es que alucinada de pasados en recuerdo
navega / como resistencia eternizada
como latencia sobreprotectora
ya muy límpida / recorre
surca de lleno el universo
el mapa|mundo corazón|agrietado
de implosivos ríos amoríos

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"El monstruo de Puerto Melena" por PAULA IRUPÉ SALMOIRAGHI
Ahí está la que tiene
los pies agarrados al fondo del río.
Intenta salir a veces y se arrastra
para trepar las barrancas.
Deja tras de sí pequeños montículos
de materia amarronada:
piel, excrementos, sillas rotas,
hojas muertas,
piñas pintadas de dorado,
espinas falsas de rosas de plástico,
abanicos de pinochas, palabras
muertas,
gritos ahogados, sogas, anclas, marineros
de agua dulce, tablones
podridos, tablitas
de asado,
el ruedo
de un vestido blanco.
Nunca logra ir muy lejos.
Pero no le importa. El lecho
del río es enorme y está bien
para ella.
Solamente intenta
salir por curiosidad, le gusta
su condición anfibia
e inexplicable. Se alimenta
con historias escuchadas en la orilla,
cuentos
de sirenas sin cabellera,
madres lloronas y otros
monstruos atormentados.
No despegarse del río no es
del todo malo.
Acarrear
un cuerpo indefinido y múltiple
no es la muerte de nadie.
¿Qué importa que no alcancen las palabras
cuando ninguna
definición lingüística nos conformaría?
¿Qué importa que no haya
retrato posible de nosotras
si nadie creería en nuestra existencia
aunque se le mostraran quinientas
fotos panorámicas?
No está mal la humedad que resuma y rebrota
ni la confusión
de todos los elementos.
Nadie se queja por el pelo sucio
y las uñas
sin pintar.
Y a fin de cuentas:
¿Qué importa que te vayas
si ha quedado tanto tuyo
acá enredado
entre los camalotes?
Siempre habrá quien lance
palitos al agua, botellas con mensajes, mugre,
secretos vergonzosos y ratas muertas.
Siempre habrá un cartel
tembloroso
que advierta a los incautos y nos dé consistencia:
“Aguas peligrosas” y tu miedo
seguro de encontrar
algo algo algo
en el barro.
Comentarios
Delfina Saez ayyy, hermoso increíblemente hermoso Paula Emoticono heart
Heraldo Melipal Bello poema...como en "Juan Ele" Ortiz, el río tiene fortísimas connotaciones existenciales.
Paula Irupé Salmoiraghi
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Literatura en el río ha actualizado su foto de portada.
1 hora
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Paula Irupé Salmoiraghi

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Literatura en el río ha actualizado su foto del perfil.
1 hora
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Paula Irupé Salmoiraghi

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