jueves, 23 de febrero de 2017

La colgada: Parte II

La colgada se la manda de nuevo: Como ayer se colgó mucho y llegó una hora tarde a su puesto de trabajo, hoy se fija bien y se repite que tiene dos mesas en el día: una 9.30 y la otra 15 hs. Decide no llorar por faltar al semi de poesía porque quiere cumplir con sus deberes primero. A la mesa de la mañana llega muy puntual, evalúa, completa papeleo y cuando termina, a las 12.05 se dice que tiene tiempo de ir hasta casa, comer y volver (misma escuela). Maneja pancha, carga gas, le pone agua al carburador como le gede que le recuerden todos los masculinos cercanos, no para en el cajero porque hace calor, llega y se saca todo, se sirve dos porciones de tarta de choclo y se corta un tomate. Le dicen que llamó la Sil así que, después de comer tirada en la cama, la llama y blablabla. Pero el destino se cierne, inclemente, sobre la colgada. Y la amiga se ve obligada a ser testigo auditiva de que no se hace la boluda, de que realmente la sorprende que la llamen al celu a las 13.20, que atiende de casualidad, porque está en buena y sin cortarle a la Sil en el de línea. La preceptora le dice que alupnes y colega la están esperando. La colgada todavía desconfía: Perá que me voy a fijar si era a la una, le dice a la pobre prece. Y sí. Gracias dodge por darme alas.

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Lunes por la madrugada...

Yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor...