martes, 29 de agosto de 2017

Poesía quiltra

Ciudad Quiltra Poesía Chilena 1973-2013

Ciudad Quiltra Poesía Chilena 1973-2013
CIUDAD QUILTRA
Poesía chilena (1973-2013)
La voz quiltra designa en este libro una estrategia teórica y una máquina de lectura que permiten a Magda Sepúlveda (des)armar una constelación de textos poéticos y espacios urbanos a partir de las múltiples trayectorias que produce la ruptura de 1973. Ciudad quiltra no es un tratado de urbanismo, sino más bien la crónica del vagabundaje fulgurante de la autora entre cuerpos textuales y ciudades para visualizar e interrogar críticamente lo expulsado como momento constitutivo del presente y de la memoria en Chile. La autora piensa la sensibilidad quiltra que habla por la poesía chilena, cuerpos torturados e incendiados, prostitutas, pobladores, calles rotas, cafés olvidados, temblores, discotecas, el espectáculo del consumo, desaparecidos que no desaparecen, poetas mapuches y otras voces olvidadas y cuerpos sustraídos. Ciudad quiltra es un libro fundamental porque permite deconstruir la soberanía política y la estética neoliberal chilenas a partir justamente de todo lo que éstas borran para hacer verosímil su razón de ser.
LUIS MARTÍN-CABRERA
Profesor de Literatura y Estudios CulturalesUniversidad de California, San Diego

Info adicional

  • Título:CIUDAD QUILTRA Poesía Chilena (1973-2013)
  • Autor:Magda Sepúlveda Eriz
  • Serie:Ensayo
  • Colección:Literatura
  • Páginas:324
  • ISBN:978-956-260-651-6
  • Año:2013
  • Formato:13,5 x 21 cm
  • Encuadernación:Rústica
  • Sobre el autor:

    MAGDA SEPÚLVEDA ERIZ
    Doctora en Literatura (Universidad de Chile, 2002). Académica de la Facultad de Letras de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Ha sido profesora visitante en la Universidad de Leipzig, Alemania y ha dictado workshops en Stockholms Universitet y Växjö Universitet, Suecia. Ha dirigido dos proyectos financiados por el Estado chileno, a través de Fondecyt: “Representaciones de la ciudad en la poesía chilena” y “Comidas y bebidas en la poesía chilena”. Ha publicado Tinta de sangre: narrativa policial chilena del siglo XX (2009), junto a C. Franken, y ha editado Chile urbano: la ciudad en la literatura y el cine (2012). Su crítica literaria liga la literatura con la cultura chilena, tal como sucede en este ensayo Ciudad quiltra.

Los revueltos pelos de mi axila

MARINA ARRATE/ MÀSCARA NEGRA




Para que me amaras
maquillé yo mi rostro de negro
y así pintada
ascendí de nuevo al escenario
monstruosa y deformada.

Quería mostrar los negro
de mi oculto rostro
(Atrás las maquilladas capas)
Quería ser
mimo del terror,
ser fascinante.
Ahora,
de espaldas a ti,
miro el guante negro que cubre
la superficie blanca de mi brazo
de mi brazo níveo de pura porcelana
cristalina de China
y en el cuerpo
delgado y nervioso
el vestido negro que ajusta
como otro guante
la silueta contoneante
de la predilecta lujuriosa.

Un abanico antiguo de conchaperla
remolineo en mi muñeca
y en el aire se muestran
los revueltos pelos de mi axila.

Pero es mi espalda la que te enfrenta, observa,
mi espalda curva
insinuante y desnuda.

Enrosco mi verde manto
de Eva y acometo:
Qué placer éste de bajar lenta,
suave, sensualmente
el cierre eclair que encierra su grupa.
Todo el vestido cede
y su contorno bruno.

Esta es la entrada triunfal
de la carne en el estrado:
blanca es y redonda,
firme y suave.

Y en derredor todo es
rojo y oscuro.

Plateada es la caminata en el sendero
y su redonda luna.
Es hora, date vuelta, princesa,
enséñame tu rostro.

- Momento – murmuro con voz ronca –
que no hay nada.
Sino un giro violento de mi oculto rostro.
Primero: vampira con dientes de sangre y ojos
negros de cadáver y
después: la consumida.

Y todo nada más que un espectáculo
para que vieras a esta deformada
y la amaras
con terror y piedad.




Publicado por ANTOLOGIA ABSOLUTA DE LA POESIA CHILENA en 10:49

La mujer agonística, lujuriosa, vehemente y sensual

“Obra Reunida” de Marina Arrate: la poética femenina de la subversión

por  29 agosto, 2017
“Obra Reunida” de Marina Arrate: la poética femenina de la subversión
El libro editado por la Editorial Cuarto Propio (2017) es una antología que reúne los textos poéticos de la autora, entre los cuales se cuentan “Este Lujo de Ser”, “Máscara Negra”, “Tatuaje”, “Uranio”, “Trapecio” o “El Libro del Componedor”, obras que han sido reconocidas tanto Chile como en el extranjero, siendo publicadas en Buenos Aires, Nueva York y Madrid.
"Y este fúnebre trueno nunca fin habrá"Friedrich Hölderlin.
Esta crítica bien podría subtitularse “entre el Eros y el Tánatos”, y eso no hace más que reflejar las múltiples lecturas de la obra de Marina Arrate (Osorno, 1957). En particular, una textualidad que habita un habla, de por sí política. Una poética de lo femenino que zigzaguea entre la pulsión de la vida y lo ominoso de la muerte. Porque en sus textos podemos encontrar el goce, el éxtasis, la sexualidad, pero también los secretos, los desvíos, las introspecciones.
Dice Arrate: “Para que me amaras/ maquillé yo mi rostro de negro/ y así pintada/ ascendí de nuevo al escenario/ monstruosa y deformada. / Quería mostrar lo negro/ de mi oculto rostro / (Atrás las maquilladas capas) /Quería ser/ mimo de terror, /ser fascinante” (pág. 77).
"Sed de una lumbre profunda escociendo en lo oculto de mi/ oscura mirada" (pág. 103).
"La muerte es una ronda que se cimbra / al ritmo/ de nuestros cuerpos, me quejo" (pág. 111).
"Anoche soñé con girasoles negros. Había visto uno en una exposición. Gigante y hermoso. Crecía sobre un hombre muerto (…) Un girasol negro es como un sol negro. Crece sobre cosas muertas que flotan dentro de uno, cosas sin solución" (pág. 230).
La escritura de Arrate se plantea subversiva y esta ocurre tanto en la forma como en el fondo. Por un lado, el uso de la palabra: lo barroco o neobarroco, nos recuerda a Francisco de Quevedo, movilizando una estética compleja, pletórica de tópicos y figuras literarias, de ornamentos y superficies decorativas, pero que también nos habla de placeres femeninos no cooptados por estructuras patriarcales que castigan precisamente la emergencia de lo privado (comúnmente asociado al rol de la mujer) como despliegue activo y pulsional. No es una lengua pasiva, por tanto, asediada por el logos-masculino, sino que es la expresión de una liberación que, siguiendo a Rancière, permite el acceso al espacio simbólico, a la existencia social, a la cultura. Es una ética del significante adosada a la experiencia del cuerpo, a la tectónica de la carne en su despliegue fragmentario, intersticial.
Dice Arrate: “Ya no seré más/ la presa del lobo/ la presa del cordero/ así de libre libertina quedaré” (pág. 32).
“Quiero presenciar / la transformación de las costumbres” (pág. 33).
“Este lujo de ser/ esta aparatosa maquinaria este trapecio/ esta migratoria contorsión este va y ven/ esta danza este remolino/ esta especie/ de ser/ esta peregrinación / este vértigo/ este león” (pág. 34).
“Es la estela matutina la que alumbra / su alto entramado corporal y su modo/ magnífico de ser / esculpida y ser vibrante” (pág. 70).
Por otro lado, aquello que se despliega por medio de la palabra: la resistencia primero a la Nación producida por la dictadura y luego a la sociedad neoliberal diseñada por ella en la forma de una ciudad desolada, muerta, tercermundista, donde "despedían las tumbas un vaho/ blanquecino y maloliente" y donde "azulados cadáveres oscilan con sus calaveras/ sangrientas y sus pechos extraviados". O bien en la forma de un circo pobre que de pronto deviene en dolor y catástrofe cuando explota el incesto, la seducción y los celos. En este sentido, la escritura de Arrate desafía a la lengua del dominador cuando interpela al mismísimo Alonso de Ercilla y Zúñiga ("¿He de hablarte/ de un error, de una equivocación/ en el sino de tus poemas imperiales? o "¿Escribe acaso mi sombra tu nombre, / Don Alonso, en mapudungun? / ¿Escribo yo acaso mi propio / nombre en mapudungun?"); desafía al mercado, la aparente levedad prometida, la eterna fluidez de objetos transformados en mercancías. Por ejemplo, en el poema “Pintura de ojos”, la hablante lírico (la figura ficcional del autor) al maquillarse no solo se delinea el ojo para “arreglar la mala cara” en un sentido estético o cosmético, propio de cierto ideal de belleza-objeto-fetiche, sino también en el encuentro de la mirada con su doble se manifiesta una profundidad, una resistencia (estamos, claro está, frente a una inversión de los significantes). Bien podríamos movilizar aquí a Jorge Luis Borges, para quien la figura del espejo abre un crisol de posibilidades: donde se “prolonga este vano mundo incierto/ en su vertiginosa telaraña” o “donde todo acontece y nada se recuerda en esos gabinetes cristalinos”.
Dice Arrate: “Se despeja el rostro de las manos. / Dos ojos en el espejo /hechizados se contemplan. / Detrás de ese antifaz/ de serpiente empalizada /dos ojos absortos /embebidos de asombro/ palidecen” (pág. 66).
“(…) Sin embargo, / está viva y la veo. /Recostada en los espejos, devana su / paciencia peinando su rubia cabellera / y esperando el turno / para salir al escenario y pasear / la tela imperial” (pág. 72).
“La mujer sorprende mi mirada. / A través del espejo observo como espía / mis dos pupilas inmóviles. /Quieta, continúa su lento maquillaje, / pero ahora sé /que cuando ella gire el cuerpo hacia mí/ habrá terminado la larga fiesta, / esta vieja ansiedad de parecerme, / mi profundo deseo de tenerla: / La mujer ha salido al escenario. Es suya la palabra” (pág. 76).
Marina Arrate
La mirada, por medio del espejo, permite el ingreso a la psiquis, a una zona oculta, reprimida y oscura, que según Eugenia Brito "nos instala en un momento iniciático: el momento de la formación de la imago frente a un espejo", lo que genera "en la escritura una fuerza consciente que motiva la producción del rostro femenino, con placer y con miedo". Hay un desear en la poesía de Arrate, hay una fuerza magnánima, vernácula y hasta caníbal que desea apoderarse de la palabra y lucha para declarar su rebeldía libidinal. Y lo hace no sin miedo y dolor, zigzagueando en la borrasca más tupida de una mente que se transforma, finalmente, en contenido, en discurso, en identidad.
En “Obra Reunida” encontramos a “la demente”, a las "leonas", a la "vampira con dientes de sangre", al "componedor de formas", a los pozos circulares, películas de arroz, escapularios ardientes, dioses antiguos, la suma de lo místico y lo profano, que hablan, en definitiva, de la mujer agonística, lujuriosa, vehemente y sensual, a la mujer en su constitución imaginaria y en su construcción simbólica, que celebra tanto la vida como la muerte, en plena condición sacrificial del deseo, más allá de los límites signatarios de lo establecido, de la norma falocéntrica y racional, boceando en los territorios de un lenguaje ampuloso, libérrimo y profundamente político.


Me la cantaba mi viejo


Dove Sta Zazà Letra



(Gabriella Ferri)

Era la festa di San Gennaro,
quanta folla per la via...
Con Zazá, compagna mia,
me ne andai a passeggiá.

C'era la banda di Pignataro
che suonava il "Parsifallo"
e il maestro, sul piedistallo,
ci faceva deliziá...

Nel momento culminante
del finale travolgente,
'mmiez'a tutta chella gente,
se fumarono a Zazá!...

Dove sta Zazá?!
Uh, Madonna mia...
Come fa Zazá,
senza Isaia?...
Pare, pare, Zazá,
che t'ho perduta, ahimé!
Chi ha truvato a Zazá
ca mm''a purtasse a me...
Jámmola a truvá...
sù, facciamo presto..
Jámmola a incontrá
con la banda in testa...
Uh, Zazá!
Uh, Zazá!
Uh, Zazá!
tuttuquante aîmm''a strillá:
Zazá, Zazá,
Isaia sta ccá!
Isaia sta ccá!
Isaia sta ccá!...
Zazá, Zazá,
za-za-za-za,
comm'aggi 'a fá pe' te truvá?!
I', senza te, nun pozzo stá...
Zazá, Zazá,
za-za-za-za....

Za-za-za-za-za-za-zá...

II

Era la festa di San Gennaro,
ll'anno appresso cante e suone...
bancarelle e prucessione...
chi se pò dimenticá!?

C'era la banda di Pignataro,
centinaia di bancarelle
di torrone e di nocelle
che facevano 'ncantá.

Come allora quel viavai,
ritornò per quella via...
Ritornò pure Isaia,
sempre in cerca di Zazá...

Dove sta Zazá?
Uh! Madonna mia...
Come fa Zazá,
senza Isaia?
Pare pare, Zazá
che t'ho perduta, ahimé!
Chi ha truvato a Zazá,
ca mm''a purtasse a me...
Se non troverò
lei, ch'è tanto bella,
mm'accontenterò
'e trová 'a sorella...
T'amerò,
t'amerò,
t'amerò,
pure a lei glielo dirò
che t'amerò:
T'amerò, Zazá!
T'amerò, Zazá!
T'amerò, Zazá!
Zazá, Zazá,
za-za-za-za...
che t'amerò ll'aggi''a cuntá...
Con tua sorella aggi''a sfugá...
Zazá, Zazá,
za-za-za-za...

Zazá, Zazá,
za-za-za-za...
comm'aggi''a fá pe' te truvá?!
I', senza te, nun pòzzo stá!
Zazá, Zazá,
za-za-za-za-za...

Za-za-za-za-za-za-zá...

sábado, 26 de agosto de 2017

La bella lectora del tren o de cómo descubrí a Amy Tan


Comentarios
Una chica divina se me sentó delante en el tren y estuvo leyendo todo el recorrido con unas expresiones en su cara que me hicieron morir de angustia por preguntarle qué leía. No me animé pero pispié la tapa. Decía amy tan y un título con la palabra sentidos. Ya googlie y me pongo a buscar estas novelas.
Amy Tan (chino: 譚恩美; pinyin: Tán Ēnměi), nacida el 19 de febrero de 1952, es una escritora de Estados Unidos que explora las relaciones entre madres e hijas y lo que significa ser parte de la primera generación de asiáticos americanos. En…
ES.WIKIPEDIA.ORG
Comentarios
Anita Angulo Qué copado! Nada mejor q la cara de un lector para promocionar un libro
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Guadalupe Gaitán 😄👏👏👏👏👏👏👏

Suelta virtual de poemas de Baltasara Editora












Lunes por la madrugada...

Yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor...