LOS AGENTES DE LO REAL

Me fascina esa idea que circula por el mundo de la escritura de que existen temas reales e irreales. Algunas personas hacen de esa distinción una bandera. Reclaman para sí la realidad mientras denuncian la irrealidad en la que se pierden tantos otros. En su cacería todo queda subsumido a un extraño binarismo: lo real-verdadero vs. lo irreal-careta. Lo real significa generalmente lo popular, lo cercano a las personas “de verdad”, es decir, lo que creen hacer ellos. El barrendero, la baldosa rota, que te dejen por chat, el asado del domingo, la oficina, el Gauchito Gil. Todo lo otro es irreal. La imaginación es irreal. Lo fantástico es doblemente irreal. Las palabras que no saltan en una charla de ascensor con la vecina son automáticamente irreales. Lo que refiere a otras realidades que no son del todo próximas es irreal. La Roma Antigua se zarpa en irreal y las religiones de la India son, para nosotros los sudacas, caretas e irreales.
Por un lado me apena cuando subestiman a las personas, al lenguaje, a la imaginación humana. Hablen con un nenito de sus sueños y sus miedos, atrévanse a tildarlos de irreales. Las personas en situación de calle no piensan solo en el hambre y el frío, y sus mentes están pobladas de lo que llamarían irrealidades. El mundo de los símbolos es, por supuesto, irreal.
Por el otro lado, muy bien, dejen en paz a ese mundo que desprecian. Algunos de nosotros escarbamos en esa tierra en busca de materiales para decodificar nuestra existencia. Si encontramos juguetes, los desmembramos y construimos nuestros propios frankensteins, que extrañamente se parecen a mucho de los que nos rodea. Si encontramos algo que se parece al alimento, lo despedazamos y con eso cocinamos nuestra propia ambrosía (irreal), nuestro guiso de lentejas (real).


ADICTOS A LAS FORMAS

En el desayuno hablábamos con Gonza sobre los patrones de la música pop (que incluye al rock como lo conocemos). Él decía que, exagerando un poco, hay 5 o 6 variantes armónicas de estribillos que se repiten con diferentes sonidos en la gran mayoría de las canciones comerciales. Que la música radial suele tener estructura de jingle, que reduce a su expresión mínima (a unas pocas notas) un camino de centro, tensión, descanso que, en una obra clásica, por ejemplo, llevaría un kamasutra de muchísimas notas más.
– Las notas en sí son las mismas. Pero al cerebro humano lo conmueve la variación de las texturas.
– La literatura lleva haciendo eso miles de años.
¿Exageraba? ¿Estaba siendo injusta? Al fin y al cabo, un chiste al estilo de “entra un gallego a un bar” no es mucho más que eso.
Gonza se sentó al teclado a jugar un poco tocando distintas canciones con el mismo patrón armónico.
– Como el estribillo de With or Without You, con esas notas hay miles de canciones.
– ¿La de Pachelbel? El Canon.
– Claro. Siempre es la misma canción.
– Pasa con cualquier arte, con todo lo formal. Con las formas mismas. Por eso le puse la frasecita de Zeppelin al blog: The song remains the same.
Pasa un rato, me pongo a leer un poco (lo poco que puedo entender) sobre química biológica. ¿Por qué los opiáceos son capaces de unirse a los receptores de endorfinas (que actúan aliviando el dolor y nos provocan sensación de euforia), replicando su efecto de bienestar? Porque la estructura de la molécula de morfina, por ejemplo, es similar a la de la endorfina misma. Y en ese punto en que la morfina se parece a la endorfina, logra unirse al receptor de endorfinas. La sensación de bienestar deriva de esa coincidencia, esa mera forma que se replica.
Lo mismo con el arte: tensión y descanso, clímax y desenlace. Estructuras convencionales que se repiten sin cesar y que se adhieren a nuestros “receptores estéticos”, cultural –pero también biológicamente– moldeados. Después encontramos y hasta necesitamos sofisticaciones de la fórmula: queremos esa droga formal en una versión más compleja, que la danza incorpore tales o cuales arabescos, que la recompensa sea inmediata o, todo lo contrario, que sea demorada, o bien que nos engañe y la tan deseada conclusión nunca llegue.
Lo mismo con este día: una idea similar enfundada en dos texturas diferentes, las artes, la química del placer. ¿Son realmente similares o soy yo que busca las semejanzas? ¿Hay tanta diferencia entre ambas respuestas? ¿Hago foco en la molécula o en el receptor?
biology-in-focus-chapter-2-66-638

ORILLAS, ANTOLOGÍA POÉTICA ARGENTINO-ESPAÑOLA

Me acabo de enterar que recién salió la antología de poesía compilada por Pablo Romero y Rosa Berbel. Se llama Orillas y reúne poemas de autores españoles y argentinos. ¡Y hasta estoy yo! Les agradezco mucho el trabajo realizado y, en particular, que se pueda leer y descargar gratuitamente.
Ilustración de portada: Miguel Rual.
12628617_938588839510938_7766856076907792946_o

MENSAJERA (MARY OLIVER)

Este es uno de mis poemas favoritos, pero no es por eso que lo comparto ahora. Lo comparto porque es una profesión de fe.

Mensajera

Mi trabajo es amar el mundo.
Acá los girasoles, allá los picaflores –
buscadores por igual de dulzura.
Acá la levadura que fermenta, allá ciruelas negras.
Acá las almejas hundidas en la arena moteada.
¿Mis botas están viejas? ¿Tengo el abrigo roto?
¿Ya no soy joven y estoy lejos, aún, de ser perfecta?
Déjenme concentrarme en lo que importa,
que es mi trabajo,
que es más que nada estar quieto y aprender a asombrarse.
La viudita de Río, la espuela de caballero.
La oveja en la pastura, y la pastura.
Que es más que nada alegrarse, porque los ingredientes están todos acá,
es decir la gratitud, que se nos dé una mente, un corazón
y esta ropa corpórea, una boca con la que gritarle de gozo a la polilla
y el pajarito, a la almeja desenterrada y soñolienta, diciéndoles a todos,
una y otra vez, cómo es que vivimos para siempre.
Mary Oliver
(trad. Rita Gonzalez Hesaynes)
mary oliver
“Mi primera almeja”, 1964. Foto: Molly Malone Cook.