martes, 5 de septiembre de 2017

Y del poco dormir y del mucho leer

Siempre tuve miedo de mi propia locura, el vértigo de no estar segura de en qué plano tenía los pies y la cabeza, la sensación de alfombra que se me corre cuando piso o de volarme como un globo por la ventana. Ahora estoy más parecida al Leve Pedro cada día: no tengo ganas de ir a la escuela, ni de ser razonable con la gente, ni de vestirme, ni de comer, ni de barrer, ni de hacer nada que no sea seguir mi propio hilo.

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Lunes por la madrugada...

Yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor...